Considera que el departamento de Medio Ambiente de Lakua está «atrapado por sus hermanos mayores», los de Industria y Transportes, lo que se traduce en políticas medioambientales «obsoletas e irresponsables».

Lakua acaba de presentar su nuevo Informe sobre Indicadores Ambientales 2007. La propia consejera de Medio Ambiente le puso una nota de 6. ¿Qué le parece ese aprobado?

Más allá de lecturas interesadas y voluntaristas, lo cierto es que los indicadores más relevantes demuestran que no se están poniendo las bases para cambiar un modelo de movilidad insostenible, cada vez se consumen más recursos naturales y energía derivada de combustibles fósiles, se producen más residuos y de mayor peligrosidad, se continúa artificializando la poca tierra que tenemos y la calidad del aire infringe la normativa en decenas de localidades.

Entre los indicadores de sostenibilidad, el único señalado en rojo era el del modelo de gestión de la movilidad. ¿Qué se está haciendo mal?

En lugar de apostar con seriedad por una política basada en la cercanía, la accesibilidad y la gestión de la demanda, se fomenta la movilidad en medios de transporte muy contaminantes y derrochadores de energía. Se incrementa la oferta de grandes viales, como la Eibar-Gasteiz, la Supersur, el segundo cinturón de Donostia, el tercer carril de la A-8... que no hace sino activar una demanda latente alimentando aún más el círculo vicioso de la dependencia de la carretera y la congestión. No se planifica adecuadamente la ordenación del territorio, se favorece la construcción sin criterio de grandes superficies comerciales, polígonos sin planes de movilidad, etc. A nadie puede extrañar que la movilidad presente datos lamentables.

Por cierto, el proyecto del TAV se presenta aquí como una de las medidas que favorecerá esa reducción del tráfico.

El TAV tan sólo aspira a absorber un 0,15% de los desplazamientos motorizados de la CAV. Lakua dice que absorberá las mercancías del 2% de los camiones que circulan diariamente en las tres provincias. La «Y» emitirá sólo en su fase de construcción 1.375.370 toneladas de CO2, con lo que habrían de pasar más de cien años para que comenzara a restar alguna emisión de CO2. Dilapidar miles de millones de euros de las arcas públicas en una infraestructura tan poco adecuada a las necesidades no hará sino impedir que se implementen verdaderas soluciones.

Un indicador que sorprendió que no estuviera en rojo fue el de la limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero. La justificación fue que a pesar de las elevadas emisiones por encima de lo contemplado, éstas se han estacionado. ¿Realmente está siendo así?

Lakua nos ha reconocido que más que estacionarse, lo que ha habido es un cambio en el modo de contabilizar las emisiones. Lo cierto es que en emisiones per capita estamos por encima de la media de la UE y del Estado español, y las emisiones de la CAV están muy por encima de pai europeos con los que en otras materias gusta a Lakua compararse. Nos referimos, evidentemente, a las emisiones directas, que tanto gusta ocultar a Lakua. Éstas son las que todos los estados y comunidades autónomas hacen públicas, las que ordena contabilizar el Protocolo de Kyoto. Las totales incorporan la electricidad importada. Comparar las totales de la CAV con las directas de otras zonas es como mezclar peras con manzanas.

El Gobierno de Ibarretxe acaba de aprobar su plan de lucha contra el cambio climático, para situar en 2012 las emisiones de CO2 en un 14% por encima de las de 1990. ¿Lo ve realista?

Se trata de un plan poco ambicioso que nos aboca al fracaso. No se va a llegar ni remotamente a lo que una comunidad de estas características debería en cuanto a emisiones. Como decía, cuando Lakua promete ese 14% trampea; no se refiere a las emisiones que se contabilizan en todas partes. Estas, en realidad, habían aumentado ya en el 2005 un 45%. Este es un plan conformista, continuista con las políticas tradicionales de derechas en los principales sectores emisores: transporte y energía.

El sector energético es otro de los caballos de troya en esa lucha contra la reducción de emisiones. ¿Hay una apuesta clara para atajar el problema?

En absoluto. Se está actuando según la conveniencia de las grandes empresas del sector. La sucesiva construcción de nuevas centrales térmicas en Euskal Herria (Zierbana, Santurtzi, Boroa, Castejón) y las previstas (ampliaciones en Castejón, Lantarón, Pasaia...) vienen a multiplicar el negocio de una patronal crecida. Actualmente los ciclos combinados aseguran la máxima rapidez en la obtención de beneficios y así no es de extrañar que para 2010 se prevea producir en Hego Euskal Herria alrededor del 250% del consumo. En la CAV continúan sin cerrarse las tremendamente contaminantes térmicas de Santurtzi y Pasaia, donde Lakua podría hacer más de lo que hace, y el Plan Energético reconoce que el objetivo es producir energía eléctrica por encima de la demanda para 2010.

Afirman que este plan estuvo abierto a la participación. Sin embargo, asociaciones ecologistas y sindicatos se han mostrado muy críticos. ¿Por qué?

Se nos invitó a participar en un foro donde se suponía que teníamos que realizar aportaciones al borrador del plan. Lo vergonzoso fue que tuvimos que acudir sin que se nos hubiera facilitado dicho borrador. Además, el foro tuvo lugar en las postrimerías del proceso de elaboración del plan, cuando el propio Gobierno reconoce que la participación debe habilitarse en todas las fases, no tan sólo al final. Pero esto no es más que el reflejo del poco interés gubernamental por escucharnos.