Tanto el jefe del Estado español, Juan Carlos de Borbón, como el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, tuvieron como referencia el tiroteo registrado el pasado 1 de diciembre en la localidad landesa de Capbreton durante sus respectivos discursos en el acto de celebración de la Pascua Militar que se llevó a cabo ayer en el Palacio Real de la capital española.

Juan Carlos de Borbón, vestido para la ocasión como capitán general del Ejército de Tierra, recordó a todos los militares españoles fallecidos en actos de servicio y, en referencia a la citada acción de ETA, a las víctimas de «la más cruel y cobarde sinrazón terrorista». «Dedicamos a todos ellos el más sentido recuerdo junto al mayor afecto, apoyo y solidaridad a sus familiares y amigos. Su ejemplo -añadió- siempre permanecerá vivo en nuestro corazones».

En la misma línea se expresó el titular de Defensa en el Ejecutivo del PSOE. «No hay duda de la fortaleza del Estado de derecho y la sociedad española frente al terrorismo. Los demócratas sabemos con certeza que desde la legalidad y con toda la firmeza que sea necesaria vamos a acabar con esta lacra que repudia toda persona decente», indicó Alonso, palabras que recuerdan las que, año tras año, han venido realizando sus predecesores en el cargo.

Entre otras efemérides, el ministro rememoró que este año se cumple el bicentenario de la denominada Guerra de la Independencia, provocada por la ocupación de la península por las tropas napeoleónicas. Aludiendo a las actuales relaciones entre los estados español y francés, resaltó que «los contendientes de entonces somos ahora amigos y estrechos aliados», e hizo hincapié en la ayuda mutua que ambos países se prestan en la lucha contra ETA.

Aniversario ministerial

Paradójicamente, el rey español, que ya presidía actos de este tipo junto a Francisco Franco durante la dictadura fascista, también hizo mención al trigésimo aniversario de «la creación» del Ministerio de Defensa, señalando que pone de manifiesto la «profunda modernización registrada por las Fuerzas Armadas» dentro de su «constante afán» por atender las «necesidades de la España de hoy» y «asegurar el mejor cumplimiento de los compromisos internacionales». Y al recordar su reciente viaje a Afganistán para visitar a las tropas españolas desplegadas en aquel país, dijo reafirmarse en su «especial orgullo como rey y jefe supremo de las Fuerzas Armadas» ante la «extraordinaria labor» que «desarrollan a diario al servicio de una sociedad plenamente identificada con su Ejército».

El jefe del Estado pronunció su discurso en el Salón del Trono del Palacio Real, en el que estuvo acompañado de su hijo y príncipe heredero, Felipe de Borbón, también ataviado con uniforme militar. Como es habitual, en el acto estuvieron presentes altos mandos de los tres ejércitos españoles y de la Guardia Civil. Además, entre otros representantes institucionales, asistieron el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Por su parte, durante el acto que presidió en el cuartel general de Sevilla, el teniente general jefe de la Fuerza Terrestre española, Virgilio Sañudo, al recordar a los dos guardias civiles muertos por ETA, dijo que la organización armada vasca «nunca quebrantará nuestra fe en la democracia y determinación en la defensa de los valores y principios de la Constitución».