CRÓNICA Salud laboral
Acudir al trabajo con gripe tampoco beneficia a la empresa
uienes por compañerismo o por compromiso con la empresa deciden ir a trabajar bajo los efectos de la gripe, deben saber que estudios recientes constatan que esto merma la productividad e incluso acarrea pérdidas. Así, insisten en que ir al trabajo con gripe es, en primer lugar, perjudicial para la salud y no beneficia a compañeros ni empresa. Q
GARA
Según estudios de la farmacéutica AdvancePCS, el «presentismo» les cuesta a los patronos en Estados Unidos un promedio de 180 billones de dólares anuales. De acuerdo con la misma investigación, que los empleados asistan a sus centros de trabajo con catarro o, incluso, con otras enfermedades comunes les cuesta a las compañías siete veces más que el absentismo.
En esta época en la que el florecer de virus relacionados con procesos catarrales, gripes y problemas gastrointestinales varios ponen al borde del colapso las urgencias hospitalarias y consultas de médicos de familia, es común escuchar aquello de «a ver si me receta algo, que mañana tengo que ir a trabajar» o el también habitual «me encuentro mal, pero no puedo faltar con el trabajo que hay».
Pues bien, resulta que no sólo expertos en salud, sino también empresas que cuentan hasta el último céntimo cuando de pérdidas y máximo rendimiento laboral se trata, comienzan a advertir de que asistir al trabajo con un resfriado importante más que un favor a los compañeros o a la propia compañía, lo que hace es «provocar un efecto multiplicador que tendrá impacto negativo en la productividad de la empresa».
En este sentido, la doctora Miriam Ludim Rosa Vélez recuerda en el foro arel.com que hay estudios recientes que indican que un empleado afectado por la gripe común debe ausentarse del trabajo de tres a cinco días y que está calculado, asimismo, que su productividad resultará afectada durante, por lo menos, dos semanas.
Según las mismas fuentes, un estudio de una publicación experta en medicina ocupacional indica que uno de cada cinco adultos que trabaja resultará afectado por un catarro al menos una vez al año. En Estados Unidos, los investigadores han concluido que el coste económico de la baja productividad ocasionada por el catarro común es de aproximadamente 25 billones de dólares anuales, de los que 16,6 billones pueden ser atribuidos a disminución de la productividad y ocho billones al absentismo.
Fijación por no faltar
Hasta la fijación por asistir a trabajar con gripe está descrita en los foros de salud. Lo llaman «presentismo» y describe «la obligación que sienten los empleados de asistir al trabajo aun cuando están enfermos».
El director de Microbiología del Hospital Monte Sinaí de Toronto, el doctor Don Low, considera que los responsables de personal en las empresas «deben alentar a los empleados que contraigan catarro a que se queden en sus hogares y asegurarles que no les penalizarán por hacerlo».
Insiste Miriam Ludim Rosa Vélez en que los empleados que acudiendo enfermos al trabajo desean manifestar su responsabilidad y compromiso con la empresa, deben tener en cuenta que quedarse en su casa además de bueno para su salud lo es para la de sus compañeros, quienes tendrán muchas menos posibilidades de ser conta- giados. Además, si se analiza económicamente el efecto multiplicador del catarro, s mejor que un empleado se ausente por tres o cuatro días, que tener de baja a ocho o diez empleados ausentes por el mismo periodo.
Además, expertos en alergias y enfermedades infecciosas explican que las fuentes de contagio son variadas y que existen más vías de transmisión que la habitual, aquella que se produce por inhalación de partículas infecciosas que quedan suspendidas en el aire tras un estornudo o la tos. Tocar áreas u objetos comunes que han sido contaminadas por la persona que ha contraído el virus es suficiente para hacer posible el contagio.
Cabe resaltar, por otra parte, que las oficinas, por su condición de espacios cerrados y dotados de aparatos de calefacción y aire acondicionado son especialmente propensos a almacenar virus.