Los «diamantes de sangre» centran la reanudación del juicio contra Taylor
GARA |
Los «diamantes de sangre» centraron ayer el juicio que se sigue en el Tribunal Especial para Sierra Leona contra el ex presidente liberiano Charles Taylor por crímenes de guerra y contra la Humanidad. La vista se reanudó ayer tras seis meses de suspensión con la comparecencia de Ian Smillie. Las investigaciones de este testigo, primero para una ONG y luego como experto para el Consejo de Seguridad de la ONU, revelaron que los diamantes fueron clave en la financiación y las motivaciones que empujaron al Frente Revolucionario Unido (RUF) a devastar Sierra Leona entre 1991 y 2001, matando a 120.000 personas y mutilando a miles. Sus miembros destacaron por cortar manos, pies, orejas y narices a miles de civiles indefensos, quemar pueblos y reclutar niños para sus filas, además de obligar a miles de personas a trabajar en las minas día y noche.
Taylor es el primer ex jefe de Estado africano juzgado por un tribunal internacional y está acusado de haber dirigido desde la vecina Liberia, a cuya Presidencia accedió en 1997, al RUF, con el fin de apoderarse de los recursos diamantíferos y naturales de Sierra Leona. Él se ha declarado no culpable de once delitos («asesinato, violación, y reclutamiento de niños soldado»...) cometidos entre noviembre de 1996 y enero de 2002.
Tras un informe de Smillie, la ONU acusó en 2001 al Gobierno de Liberia de «sostener» al RUF, cuya «principal fuente de ingresos» eran los diamantes. Además, precisó que la mayoría de los diamantes salían de Sierra Leona a través de Liberia. Según Smillie, Taylor le habría indicado en octubre de 2000 que era «altamente probable y posible» que eso fuera así, pero añadió que él «no tenía el control».