En el campo republicano, el ex gobernador de Massachussets y multimillonario mormón Mitt Romney se lo juega prácticamente todo. Tras invertir en vano decenas de millones de dólares en Iowa -perdió finalmente ante el pastor baptista Mike Huckabee-, una nueva derrota en las primarias de hoy en el estado nororiental de New Hampshire supondría un freno, incluso un punto final, para sus ambiciones presidenciales.

Pero no es la pugna entre los republicanos lo que acapara estos días la atención mundial, fijada en el ya bautizado como «fenómeno Obama».

Tras su contundente victoria en el caucus de Iowa, el joven senador demócrata por Illinois protagoniza estos días una espectacular remontada en las encuestas, que le auguran ya entre 10 y 13 puntos de diferencia respecto a la senadora por Nueva York Hillary Clinton. Consciente de que una segunda derrota podría poner en dificultades su candidatura, la ex primera dama ha decidido pasar al ataque y saltar a la yugular al aspirante negro a la Casa Blanca.

Así, la también aspirante a convertirse en la primera candidata a la Presidencia en la historia de EEUU acusó ayer a su rival de no ser más que un buen orador. Ante miles de partidarios, Clinton imploró a los electores demócratas a que «distingan la retórica de la realidad».

Obama no tardó en responder constatando que «por lo visto en los últimos días, Washington está detrás de los últimos intentos de resistencia al cambio». El cambio lo lideraría él mismo y la referencia a la clase política de Washington incluye, cómo no, a su rival.

Una rival que no quedaría automáticamente descalificada en caso de derrota en New Hampshire, pero que vería dificultado su camino, más aún teniendo en cuenta su vitola de favorita, tanto en Iowa como en New Hampshire e, incluso, a nivel del conjunto federal.

Con todo, una victoria en New Hampshire no garantiza el triunfo final. En 1972, 1984 y 1992 los vencedores en la primaria que se celebra hoy quedaron apeados de la carrera final. Fue el caso de su marido, Bill Clinton, que quedó segundo pero luego peleó y accedió finalmente a la Casa Blanca.

Por contra, las encuestas apuntaban que el tercero en discordia, el ex candidato a vicepresidente John Edwards, quedaría eclipsado por este duelo en la cumbre, con un lejano tercer puesto y el 16% de apoyos.

Pugna republicana

En el lado republicano, el ganador en Iowa, Huckabee, aparecía en las encuestas postergado a un tercer puesto pese a su cambio de discurso, menos fundamentalista y más centrado en atacar al Gobierno federal.

Por contra, el senador John McCain esperaba repetir su triunfo de 2000 en New Hampshire. Y esperaba que esta vez sea definitivo, toda vez que entonces no le valió frente al actual presidente saliente de EEUU, George W. Bush. «No creo que en todo caso el partido elija McCain», se consuela Romney.