Maite Ubiria Periodista
Si la gripe ya está aquí, pues achís!
Un caso enfermedad, dos epidemia. ¿Y cuántos llevamos ya? Baltasar Garzón emitió ayer un auto para poner fin a la suspensión de Batasuna. Se le ha caducado la medida para impedir (sin lograrlo) que ese partido haga política. Y como se anuncia en el horizonte cercano ya nuevo macrojuicio, el magistrado afina con sus particulares plazos.
La gripe hace estragos en Nafarroa. Por eso los campeones de la «condena del terrorismo» se han calado el tricornio y han cerrado el paso al debate en sede parlamentaria sobre lo que ocurrió a dos ciudadanos navarros durante su detención por la Guardia Civil. La democracia está muy acatarrada, y a quienes apuestan por vivir en un país en el que los derechos fundamentales cuenten para todos sólo les queda ponerse la mascarilla, no sea que los pacifistas de UPN, PSN y CDN les inoculen el virus de la hipocresía. Les queda eso, y seguir remando fuerte contra el viento.
Es difícil sortear las amenazas que planean en el aire, pero algunos han activado ya su propia campaña de prevención. Lo ha hecho Lakua-Osakidetza, lo harán a su rebufo la mayoría de las formaciones políticas: lamentarán de antemano lo (in)evitable. Política profiláctica. No quieren que ilegalicen a EHAK, ni a ANV... pero llevan meses reprochando a esas formaciones y a sus votantes su supuesto sometimiento a ETA. Eso, cuando no aplican la mordaza antes de que tribunales foráneos dictaminen la esperada prohibición. Ahí está el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, cortando el diálogo con el único representante ekintzale que, Ley de Partidos en la mano, pudo ocupar el escaño en Juntas. Al escuchar la declaración preventiva que realizó ayer Miren Azkarate, una tiene la sensación de que nos venden un placebo. Pero, ay, para atacar a la gripe hacen falta medicinas más consistentes.
Tos a tos, la epidemia alcanza su cénit. La Red Centinela nos vigila. Proscriptor cada seis horas y que pase el siguiente. Se firman actas de defunción para llevar al crematorio proyectos políticos, en la esperanza vana de que el independentismo vasco arda en el infierno. Y ni con jarabe de palo, oye.