26.000 menores de cinco años mueren a diario por enfermedades evitables
Casi 9,7 millones de niños mueren cada año antes de cumplir los cinco años de edad por enfermedades que podrían ser prevenidas con medidas sencillas y asequibles, según Unicef. A pesar de que por primera vez la cifra anual es inferior a los diez millones, ese dato supone que más de 26.000 menores fallecen cada día por neumonía, malaria y otras dolencias. Cuatro millones mueren en su primer mes de vida.
GARA |
«Aún es completamente y totalmente inaceptable que casi diez millones de niños mueran cada año por causas ampliamente prevenibles», afirmó la directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Ann Veneman.
«Hay una importante cantidad de trabajo por hacer, ha habido progresos y puede seguir habiéndolos», incidió.
Según el informe «Estado Mundial de la Infancia 2008» difundido en Ginebra por Unicef, la mortalidad de los niños menores de cinco años en el mundo alcanzó en 2006 su nivel más bajo, por debajo de la barrera de los diez millones de fallecidos. Sin embargo, constata que 26.000 menores pierden la vida diariamente por enfermedades evitables como malaria, neumonía o sarampión.
Cada año mueren más de medio millón de mujeres debido a complicaciones durante el embarazo o el parto, la mitad de ellas en el África subsahariana.
Aunque el agua no potable y la falta de higiene también pueden causar enfermedad y muerte, especialmente entre los desnutridos, para mejorar la super- vivencia de los niños y sus madres Unicef propone medidas básicas como la lactancia materna, las vacunas, las mosquiteras tratadas con insecticida y los suplementos de vitamina A.
Con el fin de seguir reduciendo la mortandad infantil, los países en vías de desarrollo deberían movilizarse por su cuenta, sin apoyarse únicamente en las instituciones internacionales de salud, advirtió Unicef.
Veneman defendió, asimismo, la integración a nivel de la comunidad de las prestaciones esenciales para los padres, los recién nacidos y los niños, así como la mejora en el ámbito estatal y de forma duradera de los servicios sanitarios. Esto podría «salvar la vida de gran parte de los 26.000 niños que mueren cada día», subrayó.
Precisamente, el informe hace hincapié en la necesidad de mejorar los servicios sanitarios locales y nacionales, algo que a menudo se ha descuidado al priorizar «la lucha contra una sola enfermedad».
Prácticas discriminatorias
A juicio de Unicef, ha llegado la hora de que los países del llamado Tercer Mundo se «apropien de soluciones a sus problemas de salud». Para alcanzar este objetivo es ineludible poner antes fin a las discriminaciones de las que son víctimas las clases más pobres y las mujeres.
En otros, los pacientes son excluidos de los servicios y de las prácticas esenciales debido «a su sexo, su minusvalía, el color de su piel o su origen étnico».
Igualmente, subraya que los pacientes no pueden seguir siendo considerados en algunos lugares del mundo como simples consumidores pasivos, sino que deben ser tratados como participantes activos en sus propios tratamientos. «Dando a los individuos los medios para hacerse cargo de al menos parte de su propia salud -y la de su familia- se puede lograr un impacto profundo y duradero sobre el desarrollo», recalca el informe.
Unicef alerta de que pese a los avances recientes, África, el sur de Asia y Oriente Medio no están en el camino de cumplir el objetivo de la ONU de reducir la mortalidad infantil en dos tercios entre 1990 y 2015, a menos de 5 millones de muertes por año. «La enormidad del desafío no debería subestimarse», señala Unicef, que agrega que lo más difícil está todavía por hacerse, que es impulsar la esperanza de vida infantil en países asolados por la epidemia del sida y que tienen gobiernos débiles y pobres sistemas de salud.
El África subsahariana se ha llevado la peor parte desde 1990, y en la actualidad supone el 49% de los fallecimientos de menores de cinco años en todo el mundo, pero sólo el 20% de los nacimientos. Un niño nacido en esta región empobrecida se enfrenta a una posibilidad entre seis de morir antes de alcanzar esa edad.
Según el informe, casi la mitad de los 46 países que integran dicha región han mantenido o empeorado la tasa de mortalidad desde 1990. Sólo tres -Cabo Verde, Eritrea y las Seychelles- van camino de cumplir el objetivo para 2015.
«Es una región en la que tenemos que concentrarnos, pero también debemos mirar país por país. Hubo progresos tremendos» en algunas de esas naciones, incluyendo Etiopía y Malawi que, desde 1990, redujeron la mortalidad infantil al 40%, aunque otros que emergen de un conflicto se han estancado, señaló Veneman.
Sierra Leona, afectada por una guerra civil, tiene el peor nivel de mortalidad de menores de cinco años, con 270 por cada 1.000 bebés nacidos con vida.
Los niños en los países en vías de desarrollo a menudo sucumben a infecciones respiratorias o intestinales que ya no suponen una amenaza para la vida en las naciones ricas. Muchos mueren también de sarampión y otras enfermedades que se pueden impedir con vacunas.
Unicef constata en su informe sobre la situación de la infancia que los niños que viven en la pobreza tienen el doble de posibilidades de morir que los menores ricos. «En demasiados países, los pobres son automáticamente desatendidos y marginalizados por el sistema de sanidad», denuncia este organización internacional.
El informe indica, asimismo, que la tasa de mortalidad infantil es mayor entre indígenas y entre hijos de madres negras, que habitualmente suelen pertenecer a las clases más empobrecidas.
En el caso de Brasil, son 11,5 millones los niños que viven en el seno de familias pobres -con ingresos per cápita inferiores al salario mínimo nacional-, y más de la mitad de ellos son negros.
El Fondo para a Infancia destaca también en su informe la baja mortalidad infantil en Cuba, del 5,3% por cada 1.000 nacimientos, lo que supone la más baja de los países en desarrollo. En la región latinoamericana resalta también Argentina, donde el riesgo de muerte en el embarazo o el parto es de un caso entre 530 mujeres.
Al final de la lista figura Sierra Leona, antecedida por Angola y Afganistán.