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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

Tufillo

Después de desmovilizado y perseguido el movimiento asociativo y la capacidad de organizarse de los ciudadanos, poca oferta o ninguna les queda a los herederos del franquismo y a los «ciudadanos del mundo» versus PSOE para ofrecernos en las próximas elecciones.

Tras aquel paso al frente a favor de la OTAN de un partido que se pretendía de izquierdas, del tongo del socialismo republicano apenas quedaba más para ofrecer, salvo, como siempre, la tan codiciada política antiterrorista y actuaciones de dudosa legalidad que pretenden enjuiciar permanentemente toda oposición posible a los planes del Gobierno aquí y allá.

Así, el apoyo fiel del PSOE a la derecha mas conservadora de toda Europa en sus planes de Nafarroa, Ley de Partidos, políticas agresivas contra el euskara o la partición continua de esta realidad llamada Euskal Herria, etc. Son una muestra más de hasta donde puede llegar la codicia por mantenerse en el poder, algo que cada vez más se duda teniendo en cuenta hacia dónde apuntan las simpatías más que evidentes de los poderes judicial, económico y militar.

Pero no sólo es el PSOE quien tiene esa doctrina del palo continuo. Sus nefastas actuaciones serían hoy impensables sin ese apoyo continuo de los radicales de derecha autonomistas, los mismos que idearon la dispersión, la persecución continua a medios de comunicación y los no tan velados y ofensivos castigos económicos e ideológicos a cualquier disidencia, asociación o persona que no sea de su entorno agradecido. Sin ir más lejos, tenemos lo sucedido, por ejemplo, con la central nuclear de Lemoiz, las térmicas o el TAV, donde toda pretendida participación ciudadana es unida a la violencia o ilegalidad y perseguida. Es la forma de entender su particular visión de la democracia.

Aquí todos nos conocemos y sabemos hasta qué punto todo llega a ser una gran mentira y las reglas de juego «democráticas» se confunden cada vez más con los intereses económicos de unos y otros, por ello todo vale, pero algo estorba.

En los últimos años estamos viviendo un uso desmedido de las fuerzas policiales para perseguir a todo el que se organice o se mueva fuera de los intereses de los que se han perpetuado en el poder (en Hego Euskalerria, por ejemplo) y de los que se turnan con el apoyo interesado de los autonomistas de derechas de Catalunya o de la CAV o Nafarroa. ¿O se nos olvida quien apoyó al PP en la investidura y posteriormente al PSOE?

Así, mientras algunos pretenden llenarse la boca con historietas de 40 años de dictadura y 30 de democracia parlamentaria, otros hablamos de los 70 años de dictadura más o menos disimulada, de leyes totalmente dictatoriales o de actuaciones totalmente reprobables, y en esas estamos cuando de nuevo se pretende ilegalizar, perseguir cualquier intento de hacer política por parte de la izquierda abertzale. Lo demás es pura demagogia para intentar de nuevo adoctrinarnos y llevarnos a la oscuridad mental.

Deberán, y lo harán, usar todos los medios de comunicación y expertos agradecidos a su alcance, que no son pocos, pero somos muchos los que no creemos en ella. Hasta San Gil cita el tufillo de las últimas actuaciones.

Pero bueno, se intentará normalizar todo y darle un valor acertado. En España esto vende y bien, son votos a fin de cuentas, pero dice bien poco a favor de su propio sistema, que poco a poco se deshace como el azucarillo, como bien dijo Ortúzar, sólo que él se equivocó al otorgarlo a un sector que demuestra mucha vitalidad y actividad. Es lo que les preocupa.

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