Cómo se han puesto con los 400 euros. Están todos indignados, refunfuñando y acusando a Zapatero de querer comprar votos. Cosa que es bien rara en periodo electoral, donde los partidos y sus políticos derrochan honestidad. Por lo que se ve, los votos se pueden comprar con promesas de cambio, con promesas de no cambio, con verdades a medias, con mentiras enteras, con ilegalizaciones, suspensiones, detenciones y otros golpes, unos de efecto y otros en su sentido más literal. Pero de ahí a pagarlos en metálico...

Zapatero podrá comprar votos si los votos están en venta. Yo sé de unas cuantas decenas de miles que no lo están, pero a juzgar por el nerviosismo que reflejan desde el PP a NaBai, pasando por IU, no es lo habitual. Por algo será. Igual porque el hacer político de unos se confunden con el de otros y si todos no son iguales tampoco se diferencian mucho. Y si tanto da que da lo mismo, ¿por qué no van a venderse los votos si se venden los principios?

A mí, y teniendo en cuenta que no te los daban en la mesa electoral y enseñando la papeleta -¿o si?- los 400 aurelios me habían alegrado el ojillo. Pero enseguida han venido a aclararnos que, ¡ja!, esos 400 euros no son ninguna ganancia, pero ninguna, porque saldrán del arca de las obras públicas. Dicho así parecía que no iba a llegar para arreglar los baches de las carreteras y se nos iban a ir los 400 euros en amortiguadores. La cosa es más seria. Lo que se resentirá más que sensiblemente son los fondos destinados a educación y sanidad. Vaya. Y claro, lo de los baches te toca solo los bajos del coche pero las escuelas (¿las ikastolas también entran?) y hospitales, esos de los que no se ha acordado nadie en los cuatro años precedentes, esos te tocan la fibra y la conciencia. Ahí nos han dado.

Así que si al final Zapatero se sale con la suya y va soltando euros de 400 en 400, algo habrá que hacer para las escuelas y los hospitales. Bueno, los contrarios a la medida irán reingresando el cheque nada más que les llegue y de ahí ya sale un pico. Vamos, digo yo. Algo se podrá apañar también de los orondos sueldos de concejales, alcaldes y presidentes y, siendo para las arcas públicas esas, yo me imagino que de mil amores. De ahí va a salir otro pico. Después, y cuanto antes mejor, pueden destinar a sanidad y educación todo el presupuesto del TAV, con lo que calculo yo que nos garantizaremos una educación privilegiada y una sanidad inmejorable.

Pero cuando de verdad se va a disparar la construcción de escuelas y hospitales -igual hasta llega para ikastolas-, va a ser cuando la Iglesia católica devuelva, de las subvenciones recibidas y cualesquiera otros de sus jugosos ingresos, la parte correspondiente a todos los católicos registrados, practicantes o no, confesos o tampoco, que simpatizan con, militan en o votan a, partidos que hayan sugerido, apoyado o practicado el dialogo con ETA. Eso, mañana mismo y sin esperar más.

Y después que manden las cartas que quieran. Cínicos.