El derbi guipuzcoano acabó en tablas en un duelo en el que el Eibar hizo más méritos para ganar hasta que en el minuto 66 se adelantó en el marcador, pero cuando lo tenía todo a su favor permitió a la Real empatar enseguida en una sucesión de errores de su defensa y en una gran acción oportunista de Díaz de Zerio y el equipo blanquiazul debió vencer tras dos penaltis tan claros como absurdos de Txiki que no vio Gallo Moreno.

Si en el derbi de Ipurua fueron los blanquiazules los que se vieron beneficiados de la actuación arbitral, ayer sucedió lo contrario en un partido poco espectacular en el que a la Real le faltó la intensidad y agresividad exhibida en los últimos partidos de Anoeta bajo la dirección de Coleman y al Eibar frescura física y mental para aguantar los noventa minutos, algo que es difícil cuando se corre tanto como hicieron los azulgranas para impedir que los locales demostraran su superioridad.

Y a la Real, ni antes ni después de los fichajes de invierno, le sobra calidad para ganar fácil los partidos y si el rival le supera como ayer, sobre todo en el primer tiempo, a la hora de presionar, de buscar las segundas jugadas y de anticiparse es muy difícil ganar los partidos, aunque ayer con lo poco que hizo le pudo bastar por la desafortunada tarde de Txiki, al iniciar la jugada del gol de Díaz de Zerio con un mal despeje y luego al cometer dos penaltis.

Superioridad visitante de inicio

Eizmendi quiso retomar el once que tan bien jugó contra el Alavés y en Córdoba, pero el equipo no tuvo la misma intensidad y agresividad que entonces y estuvo a merced del Eibar en un primer tiempo en el que los azulgranas jugaron mejor. No se encerraron atrás y la mayor parte del mismo estuvieron en el centro del campo realista, con la anticipación de la que hicieron gala los blanquiazules ante el Alavés y que ayer no existió.

Así el Eibar dispuso de las dos mejores oportunidades del primer tiempo en un disparo desde un lateral de Codina que obligó a Riesgo a una brillante intervención y en una falta directa de Txiki que también encontró una buena respuesta del guardameta debarra. Los azulgranas botaron cuatro saques de esquina en los primeros 25 minutos de juego, en los que fueron dueños del partido, por uno solo de la Real en un último cuarto de hora en el que comenzaron a superar la presión rival, pero sin ser capaces de hilvanar más jugada de peligro que una entre Aranburu y Elustondo en el minuto 9 con centro de Xabi Prieto que no encontró rematador. Fue la única acción, junto a otro centro del donostiarra, en el que los blanquiazules llegaron con algo de intención al área de Cuéllar, que no tuvo que intervenir hasta un disparo, también de Xabi Prieto, en el inicio del segundo tiempo.

Los blanquiazules volvieron mejor del vestuario tras comprobar las cantantes de Operación Triunfo que el pueblo para el que actuaron ayer no es como el que les aclama en las ciudades españolas. En el primer cuarto de hora los blanquiazules fueron capaces de crear dos buenas oportunidades, la mencionada de Xabi Prieto y otra de Díaz de Zerio, que remató alto, y además dispusieron de tres corners que, como los nueve lanzados en todo el partido, no se llegaron a rematar porque algunos ni fueron centrados al área rival.

La entrada de Mérida tampoco aportó nada positivo ayer -además dio la sensación de que sus compañeros no confiaban demasiado en él a la hora de sacar el balón jugado- y, a partir de ahí, el Eibar se sacudió el dominio local, volvió a jugar en el centro del campo realista y encontró su premio en el gol.

Parecía que los azulgranas habían hecho lo más difícil, un sector del público de Anoeta había dado muestras de su nerviosismo antes y éste se podía acrecentar con el marcador en contra si los eibartarras llegan a ser capaces de aguantarlo más tiempo, pero permitieron a la Real empatar en la siguiente acción y, a partir de ahí, a base de impulsos individuales de Gari, que jugó unos buenos minutos en la izquierda, y en balones directos, hizo sufrir al Eibar, que llegó muy justo físicamente al final del partido y se dedicó a perder tiempo sin que el árbitro hiciera justicia en sus dos errores y sin que la Real fuera capaz de crear el más mínimo peligro en la cantidad de saques de banda largos, corners y faltas de las que dispuso al final.

Por ello el partido terminó con tablas y la Real no pudo, por segunda jornada consecutiva, auparse a la zona de ascenso, aunque ayer lo hubiera hecho de forma provisional. Para ello deberá tener más suerte en los arbitrajes que ayer, pero sobre todo jugar con más alma e intensidad. Eso es lo que le hizo subir en la tabla y eso le faltó ayer, cuando se notó la ausencia de Coleman, Garitano y Carlos Martínez por el espíritu que contagian a sus compañeros.

Un ánimo que ayer sí tuvo el Eibar, que hizo lo que puede pedírsele para que consiga su objetivo de la permanencia. A falta de la calidad de los blanquiazules, los azulgranas deben correr y apretar como lo hicieron ayer, aunque por momentos tuvieron mucho atrevimiento e imaginación, sobre todo en la figura de Codina, que creó peligro tanto en los minutos jugados por la derecha como por la izquierda.