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Kosovo declara su independencia

EEUU y los grandes estados de la UE reconocen a Kosovo

Con EEUU a la cabeza, Kosovo fue reconocido ayer como estado independiente por un buen número de países de todo el mundo. El núcleo duro de la UE anunció su intención de hacer lo propio de forma inminente, arrastrando a la gran mayoría de miembros, incluidos algunos alineados hasta ahora en el frente del «no». Madrid insistía en rechazar la independencia a costa de la cohesión de la UE. Y eso que Kosovo «no tiene nada que ver con los casos vasco y catalán».

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GARA | PRISTINA

Tanto EEUU como los países que conforman el núcleo duro de la Unión Europea anunciaron ayer que reconocerán de manera inminente al nuevo Estado europeo de Kosovo.

Con la destacable excepción de Irlanda, que anunciaba el mismo domingo su intención de reconocer la independencia de Kosovo poco después de que fuera declarada oficialmente, la mayor parte de las cancillerías optaron por dejar pasar prudentemente unas horas antes de hacer explícitos sus posicionamientos, que iban llegando ayer lunes en cascada. Australia y Japón fueron naturalmente los más madrugadores al mostrar su intención de presentar credenciales al nuevo país.

Respondían así favorablemente al Gobierno kosovar que, en su primer acto tras la declaración de independencia de la víspera, pidió oficialmente al mundo su reconocimiento.

El Gabinete, presidido por el ex dirigente de la organización armada UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo), aprobó asimismo sus cuatro primeros proyectos de ley sobre la creación de un Ministerio de Exteriores, la inmunidad diplomática, la creación de pasaportes y la cuestión de la ciudadanía.

«Los kosovares son ya independientes», declaró a la cadena NBC el presidente de EEUU, George W. Bush, desde Arusha, en Tanzania, en el contexto de su gira africana.

Bush reiteró, como hizo la víspera, que la hoja de ruta sería el plan Ahtisaari, en referencia a la propuesta de independencia supervisada internacionalmente presentada en su día por el mediador finlandés y boicoteada por Rusia y su amenaza de veto.

Desde Washington, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, anunció a través de un comunicado, que «EEUU reconoce oficialmente hoy la soberanía e independencia de Kosovo».

Casi simultáneamente, los cuatro grandes de la Unión Europea (Alemania, Estado francés, Gran Bretaña e Italia) anunciaban conjuntamente desde Bruselas, en el marco de una reunión de los ministros de Exteriores, su intención de reconocer al nuevo país europeo.

Una reunión que se alargó más de lo previsto habida cuenta de la táctica dilatoria del bloque del «no», liderado por el Estado español y su ministro Miguel Angel Moratinos.

Intentos baldíos y que no impidieron que continuara el goteo de anuncios. El jefe de la diplomacia sueca, Carl Bildt, compareció ante la prensa para anunciar que «una amplia mayoría de estados miembros» tiene previsto reconocer «de una forma u otra» la independencia de Kosovo «en el plazo de un mes, entre febrero y marzo».

Un plazo que en muchos casos se acortará sensiblemente. Bélgica anunció que dará ese paso formal como muy tarde el miércoles por decreto real y aprobación parlamentaria.

Este posicionamiento rápido por parte de Bélgica cobra especial valor, habida cuenta de la grave crisis política sobre su futuro institucional entre la mayoría flamenca soberanista y la minoría valona unionista.

Dinamarca, Polonia y Austria hicieron lo propio y se alinearon con el bloque que defiende reconocer cuanto antes a esta nueva realidad estatal.

Lo mismo hizo, tras oportunas consultas con Bruselas, Finlandia, otro de los socios de la Europa de los 27.

Bulgaria entra en razón

Alineado con la media docena de países que venían poniendo trabas a la consecución de una postura unitaria de la Unión, Bulgaria reculó ayer y anunció que reconocerá al nuevo Estado «de aquí a algunas semanas» y «por solidaridad con nuestro socios comunitarios».

Por su parte, Rumanía se asomaba a una nueva crisis política interna por su negativa a avalar la nueva situación. El ex vice-primer ministro y líder de la minoría húngara, recordó que «tarde o temprano, Rumanía tendrá que reconocer a Kosovo y no merece la pena esperar».

La posición de la Unión Democrática de los Magiares (húngaros), forzó al presidente rumano, Traian Basescu, a convocar de urgencia ayer a los líderes de los principales partidos políticos, incluyendo a su rival y primer ministro, Calin Tariceanu.

Tras la reunión, Basescu reiteró su posición de que la declaración de independencia de Kosovo sería un acto ilegal. Tariceanu ha mostrado una posición más conciliadora con la tesis mayoritaria, defendiendo incluso la participación de Rumanía en la misión de la UE de supervisión en Kosovo.

Como era de esperar, el Gobierno greco-chipriota insistió en que no reconocerá «nunca» al nuevo Estado. Simultánea y significativamente, el Estado turco -que ocupó la parte norte de la isla en los setenta- reconocía la república de Kosovo.

Grecia, país alineado con el frente del «no», se limitó a asegurar que se tomará tiempo para evaluar la situación. El sexto país de este bloque, Eslovaquia, guardaba silencio.

Estado español, con Chipre

El ministro español de Exteriores reiteró a la salida de la reunión de Bruselas que Madrid no reconocerá la «ilegal» independencia de Kosovo.

En un intento de justificar su aislada posición en el corazón de la Unión, trató de apoyarse en lo evidente al recordar que «tampoco la UE» la habría reconocido. Obviaba, en todo caso, que no corresponde a la UE tomar una medida de este tipo.

Moratinos reiteró la tesis que denuncia la unilateralidad de la decisión, tesis que pasa por alto que toda declaración de independencia es unilateral (¿Quién la va a hacer si no?) y que, en todo caso, los kosovares han mostrado buenas dosis de paciencia para acompasar sus aspiraciones políticas en los últimos años, meses y días.

Puestos a comparar, y tras reiterar erre que erre que no hay equiparación con los casos vasco y catalán, Moratinos rizó el rizo y comparó la separación de Kosovo de Serbia con la «guerra de Irak».

Eso sí, la delegación española trató sin éxito de que la declaración final no recogiera siquiera que la UE «toma nota» de la declaración de independencia aunque fuentes comunitarias no dudaron en imputar a Madrid la principal responsabilidad en el hecho de que la Unión vueva a dar fe de su falta de unidad y cohesión respecto a un tema, además, situado en el corazón del Viejo Continente.

¿Miedo escénico, regate en corto electoral o las dos cosas? La realidad es que el Estado español se alinea con Serbia -naturalmente dolida por la herida caliente- y con Rusia, que insistió ayer -van tres en una semana- en forzar una nueva reunión del Consejo de Seguridad.

Serbia prima el bloqueo diplomático, no el económico

El ministro de Comercio serbio, Predrag Bubalo, prometió ayer que Belgrado no impondrá un embarco económico a Kosovo e insistió porque aspira a conservar dentro de sus fronteras este territorio. Por contra, tratará de bloquear el acceso de Kosovo a instituciones como la ONU, la OSCE y el Consejo de Europa. GARA

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