American Music Club es una de las formaciones destacadas en el cartel del próximo FIB (Festival Internacional de Benicassim); sin embargo, mañana habrá oportunidad de poder escucharles a un metro de distancia, con las cicatrices marcadas en cada punto de piel, con el aliento melodramático de Mark Eitzel soldado al oído. Charlamos con el músico en su hogar de San Francisco, ciudad que estima por encima de cualquier otra opción y de la que habla con asiduidad en sus letras.

A lo largo de su vida ha residido en numerosos lugares (Inglaterra, Ohio, Chicago...) y desde los 23 años (ahora tiene 48) en San Francisco. Sus compañeros viven en Los Ángeles, pero usted se ha negado a desplazarse, prefiere viajar para acudir a los ensayos. ¿No es un poco locura?

Se ha escrito que me he trasladado a vivir a Los Ángeles, pero no es cierto, vivo en San Francisco. Viajo un montón, pero mi hogar sigue estando ahí. Es cierto que, como consecuencia de la grabación del disco, he estado viajando mucho durante unos cuantos meses a Los Ángeles, pero prefiero viajar que abandonar San Francisco.

En 1988 grabó «California» y en 1994, «San Francisco». Cuenta con un buen número de textos que se refieren a la ciudad -en este disco, en un par de canciones-. Da la impresión de que está enamorado de ella.

Absolutamente. San Francisco es un pequeño y violento lugar de convivencia; es mi hogar. Me inspira mucho a la hora de escribir y disfrutar de la vida y, desde luego, no tengo ninguna intención de abandonar mi casa para mudarme a ciudades más ruidosas y estresantes.

Acostumbrados a los textos sin piel, a historia toscas, vidas de perdedores..., extraña que abra «The golden age» con una canción de amor, «All my love».

Es bueno y divertido cantar sobre cosas que no has conocido...

Hasta «Sleeping beauty» el disco corría cálido, amable... ¿No podía seguir así, había que romper con esa tibieza?

¿Es bueno cambiar las cosas? No puedo mantener los temas en la misma línea. Las canciones y letras salen como salen y te pueden entrar y gustar más o menos, pero no puedo luchar contra eso. Además, creo que, de este modo, queda un disco más completo.

«The decibels and the little pills» cuenta también con un ambiente soul, pero el solo de guitarra es puro ácido, sicodelia extraída de las mismas entrañas de Frisco.

Cierto, pero lo que más me interesa es que veo que has escuchado el disco con detenimiento. Gracias. Muchos periodistas hacen preguntas absurdas y enseguida te percatas de que no han hecho su trabajo.

Gracias. ¿Cómo ve su música entre el público actual?

La gente aquí es una negada. No quiere saber, prefiere vivir en la inocencia del desconocimiento. Es feliz así, como los niños. La esperanza suele estar en la juventud, pero está totalmente desmotivada, hipnotizada por la MTV y la lucha libre y no creo que puedan cambiar nada.

Participó en una amplia campaña contra Bush, pero éste ganó las elecciones, los creacionistas no pierden poder... ¿tan poco peso tienen los artistas?

Nadie escucha a los artistas (en general) a no ser que sean mediocres y claramente manipulados y/o manipulables. Norteamérica está inmersa en lo que cree que es su rol en el mundo, no le importa nada más. Es la salvadora y guardiana de los intereses y devenires de la civilización. Esto está marcado, además, por un aura de religiosidad y oculto bajo un manto nebuloso de temor a ser machacados. Es una realidad muy, muy triste. Estados Unidos se está convirtiendo en un régimen fascista y tenemos que reaccionar.

Esta frase es suya, aunque quizá no la recuerde: «Lo que intento es contar historias que nadie haya contado, hablar de una América que la propia América no conoce o no le interesa». ¿Sigue en ello?

Sí, creo que aún sigo en ello, pero reconozco que hay ocasiones en las que, en cierto modo, me contradigo. No es fácil, por lo que, a veces, prefiero hablar de cosas más superficiales, más de diario, más rutinarias.

El disco cuenta con una buena capa de soul, el folk y el country se encuentran más soterrados. ¿Cómo lo siente usted?

La mejor respuesta que te puedo dar es que, cuando se nos vea en directo, las formas y los textos serán más evidentes.

Ha tocado hasta música tradicional griega. ¿Cómo surge esa exploración?

Tuve la ocasión de vivir durante un mes en Atenas y pude conocer y trabajar con músicos locales durante unas sesiones muy divertidas y educativas.

«The dance» es una de las mejores canciones del disco. ¿Qué la motiva?

Surgió de un filme titulado «Werckmeister harmóniák». Por favor, echa un vistazo en <http: //imdb.com/title/tt0249241>

¿Qué contaba en el disco de 2004 «Love songs for patriots»?

Hablo de mucho, sobre muchas cosas (risas). Sobre la tristeza, la felicidad, el enfado... La lista es interminable, pero, centrándonos en el último disco, sí que puedo afirmar que es más alegre que los anteriores trabajos de American Music Club.

(En realidad, «Love songs for patriots» es un disco con muchas historias, como bien afirma Eitzel, pero también era la primera vez que el músico norteamericano escribía sobre su condición de homosexual. Al mismo tiempo, explicaba en las entrevistas su concepto de patriota, como, por ejemplo, odiar a Bush, pero no ser un traidor... Quizá temas demasiados complejos para interferir en la presentación de su nuevo álbum y su actual gira).

¿Se considera un músico sofisticado? ¿Qué tipo de vida lleva en el día a día?

No, para nada. Sean y Steve son los sofisticados. Ellos adornan y maquillan la música para los ritmos de guitarra que yo compongo. Ellos le dan cuerpo a las canciones y letras que yo escribo. En cuanto a mi vida, no es algo diferente a estar sentado en una habitación a oscuras.

Para esta gira, ¿cómo viene acompañado?

Es simplemente una formación de cuatro: Vudi (miembro original de AMC), conductor de autobuses en L.A.; Sean, creador de jingles y productor; y Steve, profesor de matemáticas. Todos cantamos y hacemos coros. ¡Va a ser un gran concierto!

Además de amc, noise on tour cuenta con art brut, audience, borrokan y dynamo

El festival Noise On Tour plantea para este fin de semana dos jornadas de música independiente teñidas de veteranía, juventud y riesgo. Mañana cuenta con la actuación de American Music Club y Audience y el sábado, turno para los británicos Art Brut, los beratarras Borrokan y los getxotarras Dynamo. Dos jornadas propicias para encontrarse con el lado comprometido de la música y con bandas que no han cedido ni un centímetro en sus ideales primigenios.

Art Brut es una de las formaciones británicas actuales más en forma. Debutaron en 2005 con «Bang bang rock and roll», álbum donde los textos irónicos y risueños se acompañaban de formas musicales desenfadadas y frescas. Un cruce de pop, punk y nueva ola que colocó a la banda en un lugar de expectación hacia su futuro. Su propio nombre orienta respecto a las intenciones del quinteto, pues Art Brut es un término acuñado en 1945 por Jean Dubuffet para referirse al arte creado por gentes ajenas al mundo artístico y sin formación académica. La idea encaja con las intenciones de la banda: cierta irreverencia textual y frescura musical por encima de técnica, principios que lejos de limitar alientan la imaginación. Una postura que deriva en un segundo álbum, titulado «It´s a bit complicated», aún más rítmico y divertido que el de su debut. Rock, melodías y guitarras predispuestas para sonar aún más vivas en directo.

Audience es otra de las opciones del Noise On Tour. La banda de Gernika presenta en Bilbo «Try wings on roots», un disco a la altura de cualquier referencia internacional. Audience se lo pondrán crudo hasta a los mismísimos AMC. Borrokan, desde Bera -irreverentes-, y Dynamo, desde Getxo -brillantes-, completan cartel en este encuentro. P.C.