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Todo está tranquilo y mañana será otro día para Cuba

La noticia recorría una parte del mundo mientras nosotros dormíamos plácidamente en otro meridiano, los amigos lejanos nos despiertan temprano, mandan mensajes urgentes y se empeñan en ponernos al tanto antes que el periódico «Granma», la televisión o la infatigable Radio Reloj.

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José Miguel ARRUGAETA

Con cierto retraso comenzamos a reaccionar ante el anuncio trascendente, esos que marcan fechas. El asunto nos saca del mundo de los sueños como si fuera una taza de café fuerte, siempre estimulante pero muy amargo o demasiado dulce, eso depende del gusto. La mañana vestía el cielo de gris y con amenaza de frente frío, o de norte, como también se le llama, pero hasta la previsión climática podía ser mera quimera en un día tan señalado, al igual que los elaborados e impotentes planes de transición que nos dedican.

Efectivamente, llegó ese día -frontera de lo posible- en el que el Comandante nos anuncia, nos explica, por qué no va a aceptar seguir en sus cargos el domingo.

La capital cubana ha despertado plena de vitalidad y movimiento como siempre, pero sólo un tema acapara los comentarios y la atención; la gente persigue a los revendedores de periódicos intentando conseguir un ejemplar para que no se lo cuenten, y hasta los más despistados se dan cuenta de que ha pasado algo muy importante que no va a dejar a nadie indiferente.

Después de tantos años, la presencia de Fidel, aunque en los últimos tiempos lo veamos muy esporádicamente, es para todos nosotros como algo consustancial al medio ambiente, hasta los contrarrevolucionarios de casa se han acostumbrado a él y les cuesta asimilar el anuncio; lo acogen con prudencia, se dan cuenta de que es una decisión medida, calculada, que no la habían previsto y que, de alguna manera, los deja descolocados, al borde del fuera de juego; por eso quizás, no están contentos, imposible sacarles mayores comentarios. Y es que a Fidel le gusta saltarse los guiones previstos y ha conseguido de nuevo sorprender a amigos y enemigos, dispuesto a seguir escribiendo su propia historia.

La calle respira normalidad y actividad cotidiana, parece ser que la «rebelión espontánea» que nos venden desde fuera quedará suspendida hasta nuevo aviso, una vez más. Mientras tanto, lo que prima en las conversaciones de la gente de mi barrio va desde la especulación hasta las previsiones sobre los cambios de personas que se decidirán este domingo en la Asamblea Nacional.

Hay, como siempre entre cubanos, para todos los gustos y de todos los sabores. Diversas opiniones sobre si Raúl Castro seguirá siendo o no ministro de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) -sino, ¿quién lo sustituirá en ese importante cargo?-. Unos dicen que el general Miera (Jefe del Estado Mayor), otros, que Polo (Jefe del Ejército Occidental), los más atrevidos se animan a adelantar qué papel pueden jugar Carlos Lage o Felipe Pérez Roque en el nuevo esquema, ¿quién será el segundo al mando?. «¿Y el Partido qué?, porque del Partido no ha dicho nada y él es el secretario general», me dice un conocido en la calle que, evidentemente, se ha leído la nota con lupa.

Preguntas no faltan

En fin, preguntas no son lo que faltan y, seguramente, el domingo por la tarde, en vivo y en directo, tendremos ya algunas respuestas para hacernos una idea más precisa.

En cualquier caso, todos parecen intuir que este día sólo es el comienzo de otros cambios, no sólo de personas sino, sobre todo, de soluciones a viejos y nuevos problemas, que en muchas ocasiones convierten nuestra vida diaria en algo parecido a una carrera de obstáculos.

En el portal de mi casa, Jorge me explica con detalle su opinión de que es el mejor de los escenarios para la Revolución. Además de previsible y oportuno, «llevo tiempo haciendo una encuesta informal y todos los que conozco, distanciados o en contra de la Revolución, apostaban por la continuidad de Fidel para presentarlo sólo como un hombre aferrado al poder, por lo tanto era necesario, ahora hay que ver qué otras medidas se toman». Jorge es uno de esos cientos de miles de cubanos que participó en los debates del pasado año sobre el estado de la nación, incluso, llevó sus aportaciones por escrito «para que lleguen adonde tienen que llegar y no se queden por el camino».

Un poco más tarde hablo por teléfono con mi amigo Julio, que es uno de esos sólidos intelectuales cubanos revolucionarios, formado en medio de dificultades y bloqueos. Me dice que está revisando las reacciones internacionales desde el trabajo y sus comentarios contienen una evidente ironía respecto al otro lado del Estrecho: «Te imaginas que después de gastar tantos millones para tumbar esto, el hombre -en alusión a George W. Bush- anda por Ruanda o un lugar de esos, y el plan de acción en Miami es tocar la bocina de los carros».

Ya para media tarde llega mi compañera, del trabajo, para ella también ha sido un día especialmente particular. Tiene una cierta mezcla de sentimientos, entre la tristeza y la certeza de que es la decisión correcta y adecuada; la presencia de Fidel ha sido una constante a lo largo de toda su vida y ahora hay que aprender a caminar solos.

Mi hija adolescente se entera bastante tarde, viene de la Feria del Libro, que está en su apogeo, y ni ella ni sus amigas parecen darle demasiada importancia cuando se lo comento. Las generaciones más jóvenes son quizás quienes han sentido menos el peso de este día, son hijos de una dura crisis que se llamó Periodo Especial y para ellos, la figura del Comandante se asemeja más a la de un abuelo que a la de un padre.

En realidad, nunca conocieron el socialismo propiamente dicho, su edad los hace más irreverentes y rebeldes, también más inconscientes de la importancia del momento; es normal que sea así, muchos de sus sueños aún están por estrenarse y las cosas que hacemos hoy son en gran medida para su futuro cercano.

Quizás en el fondo es de ese futuro -que ya está aquí mismo- de lo que se ha tratado este día tan particular. Por la noche, al fin cae la lluvia que nos prometieron pero apenas es un fino velo, todo está tranquilo y mañana será otro día para Cuba.

«Una lección para aquellos que le acusaban de aferrarse al poder»

«¿Cuál renuncia? ¡Fidel no ha renunciado a nada!», exclamó el presidente venezolano Hugo Chávez en una llamada telefónica a la cadena estatal Venezolana de Televisión.

«He visto titulares de que renunció. Fidel no ha renunciado a nada. Yo creo que en mi caso y en el de cualquiera de nosotros, hubiéramos hecho lo mismo. Ante la posibilidad de que fuera reelecto como presidente del Consejo de Estado, pues él adelanta su decisión de abrir paso a otros compañeros», resaltó Chávez.

Afirmó que la actitud del Comandante cubano «es una lección para aquellos que lo acusan de querer aferrarse al poder, pero para nada, cada quien cumple una tarea. Fidel no renuncia ni abandona nada. Él ocupará el puesto que tiene que ocupar en la Revolución cubana y la revolución en América Latina, y en la construcción del ALBA y de un nuevo mundo», insistió.

«Lamentablemente -prosiguió-, no se ha recuperado totalmente de salud, lo sabemos todos y él, en un gesto de desprendimiento personal que lo enaltece». Chávez volvió a mostrar su admiración al pueblo de Cuba y reiteró el compromiso de los venezolanos a luchar juntos «siguiendo la estela de Fidel, porque todos somos hijos de Fidel, los revolucionarios de este continente».

«El pueblo cubano ha demostrado al mundo y, especialmente, al imperio que la Revolución cubana no depende de una persona (...) Es una revolución que se hizo y se sembró en las entrañas, en su historia, en la esencia del pueblo cubano», subrayó. Su homólogo boliviano, Evo Morales, también manifestó su admiración por Castro, que le sirvió de guía.

Desde Vietnam, el Ministerio de Asuntos Exteriores resaltó que el líder de la Revolución «inauguró una era de libertad real para el pueblo cubano y ha contribuido de forma inmensa a la construcción y protección de Cuba durante las últimas cinco décadas».

Los medios árabes, mientras, calificaron la noticia de «hito» y «sorpresa». GARA

A la espera

lo que prima en las conversaciones de la gente de mi barrio va desde la especulación hasta las previsiones sobre los cambios de personas que se decidirán este domingo en la Asamblea Nacional.

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