crónica | desarrollismo
El TAV llega a Barcelona sin cerrar las polémicas
A las seis de la mañana de ayer salía de Barcelona el primer tren de alta velocidad en dirección a Madrid. Partía a la hora prevista, aunque ha tardado doce años desde que se empezó a construir la línea. Pasaba media hora de las ocho de la mañana cuando llegaba a la estación de Sants, la central de Barcelona, el primer tren que había salido de Madrid. A los viajeros les recibían decenas de cámaras, además de sindicalistas de CGT que protestaban por el modelo ferroviario.
Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM Barcelona
El consejero de Obras Públicas de la Generalitat, Joaquim Nadal, sonreía satisfecho ante los medios: «Catalunya hacía tiempo que lo esperaba, y Barcelona aún más». «Ahora tenemos que mirar hacia el norte», añadía en alusión al objetivo de conectar la capital catalana con Perpinyà. El consejero Nadal también se adelantaba a las críticas que ha generado la desatención de las líneas de cercanías en beneficio de la alta velocidad: «A partir de ahora las incidencias en la red ferroviaria catalana serán la excepción».
Aunque la realidad le jugaba una mala pasada: un tren de la línea C2 de cercanías se estropeaba y provocaba retrasos de hasta media hora a lo largo de la mañana.
«Menos AVE, Más Cercanías»
Pero una concentración convocada por la central sindical CGT en plena estación de Sants y otro grupo de sindicalistas de la misma CGT llegados en el primer TAV desde Tarragona le recordaban con pancartas al consejero Nadal que el tren de cercanías en Catalunya aún sufre prejuicios frente al recién llegado.
Juan Ramón Ferrandis es portavoz de la CGT Catalunya del sector ferroviario y llegó a Barcelona con el grupo que venía de Tarragona. Ferrandis explicó a GARA que cuando estaban en el andén desplegaron una pancarta con el lema: «Menos TAV, más cercanías y regionales», y que efectivos de los Mossos d'Esquadra trataron de impedírselo, pero frente al gran despliegue de medios no lo pudieron evitar. Lo que sí que hicieron los Mossos fue expulsarles del andén.
El motivo de la protesta era denunciar el estado de deterioro de los trenes de cercanías. Ferrandis aseguró que la causa de esta situación es «la apuesta desorbitada por la alta velocidad, que ha dejado el ferrocarril convencional bajo mínimos». Esto es fruto de la política de inversión de los últimos diez años, agregó el portavoz de la CGT, pues «mientras el TAV se llevaba hasta un 98% de los recursos, al ferrocarril convencional donde viaja la inmensa mayoría de los pasajeros sólo se le destinaba un 2%».
La llegada del TAV a Barcelona ha venido precedida de unos meses de auténtico calvario para los más de 160.000 usuarios habituales, que vieron como la entrada de la alta velocidad a la capital catalana cortaba las líneas de cercanías durante seis semanas. Ferrandis recuerda que, desde hace tres años, la CGT ya venía denunciando que habría problemas con la llegada del TAV a Barcelona: «Renfe ya sabía que sucedería este caos en las cercanías, aunque tal vez no de las dimensiones que adquirió al final».
El pasado 1 de diciembre el hastío por el caos de Renfe y el déficit de infraestructuras en general, junto con la reivindicación cada vez más extendida del derecho a decidir llenaba el centro de Barcelona con cientos de miles de manifestantes.
Por otro lado, los sindicatos también denuncian la inseguridad laboral que genera el sistema de subcontratas con el que se ha construido la línea. Ayer mismo CCOO aprovechaba la llegada a Barcelona para recordarlo. Los datos dan cuenta de ello: un trabajador muerto por cada veinte kilómetros de vía.