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Helen Groome Geógrafa

Cuentas que no salen

Cada explotación lechera es un mundo. Pero una cosa les une a todas, y es que si estas personas cierran sus explotaciones, a pesar de haber trabajado duro durante años, no tienen derecho al paro

Desde hace unos 5 meses Txepe viene cobrando unos 47 céntimos de euro por litro de leche producida y vendida a la central lechera. Una subida acumulada aproximada del 50% desde hace más o menos un año cuando un litro de leche valía unos 30 céntimos. Pero, querida población consumidora, no os echéis las manos a la cabeza. Txepe no se ha hecho rico. El tiene guardadas facturas de la leche vendida a la central lechera desde hace unos 18 años, cuando le pagaron un litro de leche a... unos 30 céntimos de euro. Teniendo en cuenta la inflación habida durante los últimos 18 años, Txepe tenía que haber cobrado el litro de leche a 47 céntimos más o menos hacia finales del siglo pasado simplemente para equipararse a aquellos colectivos cuyos salarios aumentan automáticamente con la inflación (y siempre suponiendo que la leche a 30 céntimos hace 18 años era un precio razonable). Desde entonces su litro de leche tenía que haber subido cada año con el IPC para al menos mantenerse a flote. Para que las cuentas le saliesen.

Desafortunadamente no ha sido así. Txepe ha optado por aguantar en base a mermar su propio «salario» o la ganancia que dejaba la venta de x litros de leche a sus correspondientes céntimos de euro. La otra opción, la de bajar gastos, ha sido difícil. Y es que hay que tener en cuenta qué ha pasado con los gastos reales de la explotación lechera de Txepe. Para empezar, hay que saber que la mayoría de estos gastos sí ha subido todos los años con la inflación, no habiendo un freno o bajón en los precios de los insumos como sí lo hubo en el precio de la leche. Y, peor, desde hace unos seis meses han subido alrededor de un 50% los costes de los piensos y forrajes ganaderos, alimentos de los que dependen la mayor parte de las explotaciones lecheras vascas, particularmente de los piensos, debido al modelo ganadero promovido por las políticas agrarias.

La alimentación ganadera no es el único de los gastos de Txepe que ha subido así, ya que, desafortunadamente para él, a parte de subir con la inflación durante los últimos 18 años, insumos como los fertilizantes recientemente han subido un 100%, y supongo que no hace falta comentar la subida del precio de los carburantes.

Llega el momento en que no salen las cuentas. Y es que a Txepe la opción de mermarse aún más el «salario» también se le está agotando. Antes procuraba suplementar sus ganancias por la leche con la venta de terneros. Pero acaba de vender un ternero a 30 euros, cuando hace unos 18 años valía 300. Ya ven, donde hay comercio no siempre hay vida.

Cada explotación lechera es un mundo. Las hay en mejores y peores condiciones que la de Txepe. Pero una cosa les une a todas, y es que si estas personas cierran sus explotaciones, a pesar de haber trabajado duro durante años, no tienen derecho al paro.

Y así las cosas, ¿cómo verá la población consumidora que las centrales lecheras bajen ahora el precio de la leche a la población ganadera, quizás en unos 9 céntimos?

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