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Maite SOROA

La teoría de Ansón

Dice la sabiduría popular que el tiempo pone a cada cual en su sitio. Pero pocas veces se cumple un dicho con tanta celeridad como ayer. Luis María Ansón se dedicaba a alarmar a sus lectoras y lectores desde su habitual columna en «El Mundo» -«Canela fina» se llama su espacio- con una teoría conspirativa: «parece confirmarse la sospecha del pacto bajo cuerda de Zapatero con ETA para que no se produjeran muertos tras el comunicado del 4 de junio que quebraba el alto el fuego».

Ansón no aporta dato alguno al respecto pero sentencia que «a ETA le conviene que el líder socialista gane las elecciones» y no le cabe ninguna duda de que «si entre el 4 de junio de 2007 y el 9 de marzo de 2008, ETA se dedicaba a matar, la sangre derramada podía aniquilar definitivamente la imagen del presidente. Zapatero no hubiera resistido un muerto a la semana». Precisamente ayer.

Sin aportar datos, insiste: «ETA no ha matado porque no ha querido matar. Si hubiera pretendido asesinar, lo habría conseguido sin duda alguna. La banda tomó la decisión de no matar tal vez de forma espontánea o quizá porque los negociadores internacionales de Zapatero así lo acordaron con los terroristas. Los dos guardias civiles muertos en Francia fueron un `incidente fortuito', en palabras de Rubalcaba. No se trató de un atentado preparado. Eso está claro. Los explosivos colocados y los atentados cometidos en los últimos meses se han producido a horas y en lugares que evidenciaban el propósito etarra de no asesinar. ETA demostraba así, por un lado, que sigue presente y, por otro, cuidaba de que no hubiera que lamentar muertos, con deterioro para las posibilidades electorales de Zapatero». La cruda realidad le pondría en su sitio a las pocas horas.

Y concluye con diagnósticos ajenos: «Los zapaterólogos no dudan de que el proyecto poselectoral de Zapatero es la negociación política con ETA. Tras su victoria en las urnas, encontrará enseguida un pretexto para hacerlo. Quiso presentarse a las elecciones de pasado mañana como el pacificador. Fracasó en el primer intento. Pero no tiene propósito de la enmienda. Hará lo posible por conseguir su objetivo, aun a costa de la dignidad del Estado y aunque se desbrocen los caminos para trocear España. A pesar de sus rotundas declaraciones, Zapatero el embustero volverá a la negociación política con ETA. Al tiempo». Pues eso, «canela fina».

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