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Día internacional de la mujer trabajadora

Las otras historias del 8 de marzo

El 8 de marzo no es un día para celebrar sino para reivindicar para las mujeres el respeto y la igualdad que merecen y que en la inmensa mayoría de países del mundo, aún en circunstancias muy diferentes y pese a los avances logrados, no se les reconoce.

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Mirari ISASI

El 8 de marzo de 1908, 15.000 trabajadoras se manifestaron en Nueva York por unas mejores condiciones laborales y al año siguiente Socialist Party of America realizó la primera conmemoración del Día Nacional de la Mujer. En 1910, una conferencia internacional de mujeres socialistas en Dinamarca propuso celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, aunque sin fecha, y el 19 de marzo de 1911, en respuesta a esa decisión, más de un millón de personas se movilizaron en Europa. Una semana después, el día 25, unas 140 obreras textiles morían en el incendio provocado de la fábrica Triangle Shirtwaist Company, en Nueva York.

La conmemoración del 8 de marzo estuvo muy arraigada en los países comunistas -ese día, según el calendario gregoriano, a las rusas se les reconoció el derecho a voto- y a partir de los años 70 el movimiento feminista convirtió esta fecha en una jornada por la igualdad de los derechos políticos y sociales. En 1977, la ONU oficializó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de las Mujeres y por la Paz.

Diversos estamentos y organizaciones aprovechan estos días para denunciar situaciones de discriminación. Si la Comisión Europea calificó de «limitado» su acceso a puestos de responsabilidad, la Confederación Europea de Sindicatos consideró «inaceptable» la diferencia salarial (15%) entre hombres y mujeres en la UE, mientras que la OIT indicó que nunca hubo tantas mujeres trabajando, pero que sus empleos son menos productivos, mal pagados y sin protección social. Amnistía Internacional, por su parte, denunció la discriminación, agresiones sexuales, acosos e intimidaciones que sufren las niñas en las escuelas.

Donde las mujeres todavía luchan por sus derechos más elementales y donde son aún víctimas de violencias y desigualdades persistentes esta fecha es simbólica.

India: polémica por una ayuda económica «antiabortista» de fetos femeninos

El proyecto del Gobierno indio de ayudar económicamente a las familias que esperan bebés del sexo femenino para evitar abortos e infanticidios evidencia el fracaso de un país que prefiere los niños a las niñas, según varias asociaciones. India va a destinar en 2009 unos 2,5 millones de dólares a una población potencial de 100.000 niñas, mediante varios pagos hasta el final de su escolarización y matrimonio, a la edad mínima de 18 años. «Las familias deben tratar mejor a sus hijas, educarlas y considerarlas un activo y no una carga», indicó Renuka Chow- dhry, ministra para las mujeres y la infancia.

«Son los ricos los que matan a sus hijas y a ellos ningún incentivo económico les hará cambiar de actitud», dice Neeyasi Behera.

Como en China, Pakistán o Nepal, en India los prejuicios respecto a las mujeres y la preferencia de niños han supuesto décadas de abortos selectivos, infanticidios, abandono de bebés y malos tratos. Y el aborto de millones de fetos femeninos ha causado un desequilibrio demográfico «irrecuperable, al haber perdido millones de mujeres en las dos últimas décadas. La ONU afirma que en esta potencia asiática de 1,1 millones de personas -en 2005- faltan 60 millones de mujeres.

Afganistán: atrapadas entre el fundamentalismo y la modernización

El clip musical de Farida Tarana, de 25 años, difundido por la televisión privada afgana, muestra a varias mujeres con sus brazos, hombros y cuellos desnudos. Su imagen prescinde, por primera vez tras la caída del régimen talibán hace seis años, del pañuelo y muestra su cabello al viento. «Era necesario que alguien lo hiciera», afirma Tarana, que tuvo que abandonar el país debido a las amenazas dos semanas después de la salida de su sencillo.

Pero el fular no es el principal problema de las mujeres afganas, quienes estadísticamente ocupan el segundo lugar en el triste ranking mundial de mortalidad en el momento del parto y se enfrentan a los matrimonios forzosos y a diferentes violencias. La mayoría sigue vistiendo el burka y llevar la cabeza sin cubrir es motivo de insultos y amenazas en la calle.

Las afganas están atrapadas por una sociedad «atrasada, ignorante, analfabeta y culturalmente retrasada» y la mayoría se convierten el objetos una vez comprometidas y no se benefician de la igualdad de derechos recogida en la Constitución post talibán». Pero hay algunas mejoras con respecto a aquellos años, pueden trabajar, ir a la escuela y dejar la casa sin necesidad de ir acompañadas de un pariente masculino. Además, están representadas en el Gobierno y el Parlamento.

Sudáfrica: la igualdad de géneros en el trabajo desaparece en casa

Las mujeres han dado importantes pasos en el ámbito profesional en Sudáfrica, pero estos avances no se trasladas al ámbito doméstico. En la intimidad de los hogares, los avances sociales y políticos desaparecen a menudo ante las tradiciones patriarcales.

Tras las elecciones de 1994, el nuevo Gobierno hizo justicia a las mujeres, que contribuyeron enormemente a la lucha contra el apartheid, y recogió la igualdad de género como principio constitucional. En 1994, aprobó una ley sobre la equidad en el empleo y oficios tradicionalmente masculinos se abrieron a las mujeres.

Pero una vez en sus casas con sus cónyuges, la igualdad desaparece, so pena de represalias. Los hombres reafirman su control en el hogar y mientras en el país se avanza política y económicamente, en la esfera privada se da una vuelta atrás. Estudios apuntan que el 60% de las relaciones íntimas son violentas y, según el Gobierno, cada año se denuncian 50.000 violaciones -un millón, según otras fuentes- y 53.000 casos de violencia doméstica.

Irak: víctimas de una vuelta a las tradiciones patriarcales

Aunque han ganado visibilidad política, las mujeres iraquíes son las primeras víctimas de una intensa vuelta a las tradiciones patriarcales, de la violencia generalizada y de los grupos extremistas. Muchas se han visto obligadas a dejar sus trabajos y negocios, a dejar de conducir y a refugiarse en sus hogares debido a las amenazas de muerte. «La casa se ha convertido en el último refugio de la mujer iraquí. La situación en Irak es la peor. La mujer no tiene ningún posibilidad de llevar una vida normal, le han quitado todos sus derechos», se lamentan.

Bajo el régimen de Saddam Hussein, la Constitución y su Código Civil reconocían los derechos de la mujer. Ésta tenía acceso libre al trabajo, así como un lugar reconocido y protegido en la sociedad, aunque las tradiciones patriarcales seguían teniendo mucho peso, sobre todo en las zonas rurales.

La ONG Women for Women International afirma que tras la caída de Hussein en abril de 2003, «Irak se hunde en la inseguridad, la falta de infraestructuras y de dirigentes honestos, que han transformado la situación de la mujer, que era relativamente autónoma y segura, en una crisis nacional».

Estados Unidos: el dilema de las mujeres para votar a Obama o Clinton

Las mujeres menos conservadoras, fuerza clave en las primarias demócratas en la carrera presidencial, se enfrenan al dilema de colocar por fin a una mujer en posición de acceder a la Casa Blanca o apoyar al que pudiera ser el primer presidente negro de EEUU. Al comienzo de la campaña, Hillary Clinton aglutinaba el voto femenino, pero Barack Obama ha ido reduciendo esa desventaja respecto al voto de las mujeres.

Para algunas feministas votar Obama es sexista, porque argumentan que aunque el electorado prefiere un presidente blanco, optaría por elegir a un negro antes que a una mujer. Por eso, parece que las estadounidenses que se inclinen por los demócratas se debaten entre denunciar el racismo o el sexismo y ahí la brecha generacional se produndiza: las jóvenes, que se rebelan contra la «retaguardia feminista» que les insta a votar a una mujer por deber o solidaridad, se muestran sensibles a la retórica de cambio de Obama y quieren librarse del «feminismo tribal», mientras que las mujeres mayores de 65 siguen apoyando a Clinton.

Filipinas: el único país católico de Asia todavía ignora los preservativos

Más de tres millones de mujeres se quedan embarazadas cada año en Filipinas, pero el único país católico de Asia se resiste todavía a promocionar el uso de contraceptivos pese a que la mitad de los embarazos son indeseados un tercios termina en aborto o muerte. Los habitantes de las zonas más pobres, crían una prole numerosa sin acceso a información y servicios básicos de planificación familiar. Esto lleva a que Filipinas presente una de las tasas de fertilidad más altas de la región, con 3,5 bebés por familia, únicamente superada por Birmania y Camboya

Pero a este indicador le acompaña el dato aterrador de que casi 5.000 embarazadas pierden la vida cada año por complicaciones en el parto,a las que hay que sumar el indeterminado número de fallecidas por los 400.000 abortos ilegales en clínicas clandestinas, un auténticos negocio en áreas remotas del archipiélago.

 
 
 
 
 
 
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