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Campeonatos del Mundo en pista cubierta

Naroa Agirre vuelve a una final de pértiga con las mejores

Fasuba se impone a Chambers en los 60 metros de la polémica mientras el británico y Collins comparten la plata. Angela Williams gana la prueba femenina.

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Miren SÁENZ | DONOSTIA

Naroa Agirre ha conseguido prolongar su estancia en la pista del velódromo Luis Puig, donde hoy disputará la final de pértiga con las mejores. La única vasca del extenso listado de participantes del Mundial en pista cubierta, que incluye a 652 atletas, cumplió un sueño. Compartió el octavo puesto con la checa Pavla Rybova y sigue en competición.

La saltadora del Atlético San Sebastián acudió a su cuarto Mundial indoor sin grandes planes. Dos competiciones en su mini temporada invernal le habían deparado dos registros modestos para ella -4,30 y 4,35- y discretos para el nivel de la cita valenciana a donde llegó con una de las peores marcas.

Todavía sin asimilar las sugerencias de Petrov, actual entrenador de Yelena Isinbayeva y antiguo técnico de Bubka, con los que compartió entrenamiento en otoño, Naroa logró el pase tras sortear 4,45 metros en su tercer intento. El registro es mínima olímpica y le dará ánimos para una final de nueve concursantes en la que intentará estar en sus marcas (4,56).

Para Naroa estar entre las mejores es un regalo: «No me lo esperaba para nada. He cometido errores y..., pero eso lo hablaré con mi entrenador -Jon Karla Lizeaga-. Me hacía ilusión estar aquí porque ha venido un autobús de Donostia. La verdad es que aunque me gusta entrenar prefiero competir», apuntó.

Tras salir airosa de la calificación se sintió feliz: «Me he ido encontrando bien y tenía dudas de si iba a entrar en la final. Cuando he visto en la pantalla que estaba clasificada ha sido una gran alegría».

La donostiarra rompió el fuego con 3,95 y 4,15 a la primera, sorteó los 4,25 a la segunda, para volver a recuperar las buenas sensaciones en 4,35. Se le atragantaron los 4,45, tanto, que cuando al tercer y definitivo intento supo que seguiría en competición lo celebró casi bailando. Después se estrelló en 4,50. Entonces aun no habían empezado ni Isenbayeva, acostada en la pista fiel a su costumbre mientras casi todas las demás pelean, ni Pyrek. Feofanova se acababa de estrenar con 4,45.

Dos horas después de iniciarse el concurso, Isinbayeva se levantó de la siesta y le bastó un elegante salto para elevarse por encima de 4,55, la altura exigida para pasar a la final. Tan complicado para otras, tan fácil para la mujer de los 5,01 metros. Sería una sorpresa que la rusa no se embolsara los casi 27.000 euros con los que se premia el oro. Conociéndole buscará su récord número 22 -se paga a 33.600 euros- y «sólo» tiene que elevarse por encima de 4,95.

Pero ayer fue el día de los velocistas, con las finales de 60 metros encargadas de cerrar la primera jornada. En la masculina, el nigeriano Olusoji Fasuba se convirtió en el primer africano que gana un oro mundialista en esta distancia. Fasuba, recordman africano de 100 metros, posee un bronce olímpico de Atenas'2004 con el relevo de 4x100. En Valencia consiguió su primer oro individual y a los 23 años tiene tiempo de cosechar unos cuantos más. Se impuso al británico Dwain Chambers, imponente en cada intervención, que vuelve a un podio individual pese al malestar de su propia federación, tras su sanción por dopaje y el culebrón de los laboratorios Balco.

«Mo» apostó por Chambers

Maurece Greene no tiene tantos prejuicios. El rey de la velocidad de finales del siglo pasado y principios de éste le esperaba a pie de pista para darle como favorito al concluir las semifinales. Mo falló en sus previsiones, aunque la cosa estuvo reñida sobre todo por la plata porque otro campeón de 100, Kim Collins, empató con Chambers.

Angela Williams es la nueva campeona de 60. A la estadounidense siempre se le dio bien la pista cubierta. Obtuvo la plata en Lisboa 2001 y en Birmingham 2003. Ayer tuvo que firmar la mejor marca del año para colgarse el oro (7,06). Cautelosa, hasta que el panel lo confirmó no derramó las primeras lágrimas. Después dedicó el triunfo a su padre, que es también su entrenador y le ha ayudado como nadie tras correr lesionada en los últimos Juegos y luego pagar la factura. Su medalla y la del lanzador de peso Christian Cantwell ya han situado a Estados Unidos al frente. Tia Hellebaut, campeona europea en sala, ahora es también la mundial de pentatlón.

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