CRÓNICA Movimientos políticos en Alemania
El socialista Die Linke lleva al socialdemócrata SPD a la crisis
Después de las elecciones regionales de Hamburgo, Alemania cuenta con una quinta fuerza política que aún no está integrada en el sistema político definido por los otros cuatro partidos. Se trata de la formación socialista Die Linke (La Izquierda). Combatirla o asimilarla es la cuestión que en estos momentos divide al SPD que preside Kurt Beck.
Ingo NIEBEL Colonia
El presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Kurt Beck, no habla desde el pasado domingo porque está enfermo. Una infección gripal le ha afectado las cuerdas vocales y por eso ha de callarse, por orden de su médico.
Esa es la versión oficial, porque la opinión pública alemana no ha visto desde las elecciones regionales al líder de la oposición y futuro candidato a la Cancillería en 2009. Malo es quien mala cosa piensa relacionando la ausencia mediática de Beck con que el SPD de Hamburgo se quedó muy por detrás de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) porque su presidente había intervenido en la campaña electoral proponiendo un acercamiento a Die Linke en Hesse.
La derecha se alegró de este inesperado regalo porque el jefe del SPD lleva mucho tiempo prometiendo que no iba a haber ningún trato con el nuevo partido. En este rotundo «no» se basó toda la campaña del SPD en Hesse, que culminó con un empate técnico entre la CDU y el FDP por un lado, el SPD y Los Verdes por el otro.
La fuerza decisiva es ahora Die Linke, cuyos votos serán determinantes para dilucidar quién podría ser elegido ministro-presidente en Wiesbaden.
Dilema en Hesse
La situación en Hesse ha creado un dilema para el SPD regional de Andrea Ypsilanti, que no esperaba que la CDU de Roland Koch fuera a perder más del 10%. En la campaña se desmarcó tajantemente de Die Linke.
Poco antes de las elecciones de Hamburgo, Beck le dio luz verde para emprender también contactos con la izquierda, si las negociaciones con el FDP y Los Verdes para formar un tripartito no daban resultado.
Los liberales ya dijeron «no» a esta variante. La CDU no tiene que moverse porque una particularidad de la Constitución de Hesse le permite gobernar el land hasta que el Parlamento de Wiesbaden elija otro ministro-presidente.
La pelota está ahora en el tejado del SPD e Ypsilanti no sabe aún cómo llegar a ella.
Kurt Beck le ha querido ayudar con su nuevo rumbo pero, al mismo tiempo, ha cabreado profundamente al sector derechista del SPD. El jefe del comité regional de Hamburgo, Michael Neumann, responsabilizó a Beck de haber perdido valiosos puntos que podrían haber posibilitado una coalición con Los Verdes. «Pienso que la discusión nos ha hecho daño», manifestó a los medios de comunicación. El lunes, después de los comicios, quería haberle dicho cuatro cosas a Beck, pero éste se puso enfermo.
«Anticonstitucional»
La ausencia de este último abrió un debate fantasma que se ha prolongado varios días. En él, se ha vislumbrado que el «ala izquierdista» del partido está con Beck, mientras que en su contra se han posicionado los dos ministros del SPD, el de Relaciones Exteriores, Franz-Walter Steinmeier, y el de Hacienda, Peer Steinbrück.
Al final fue el presidente del grupo parlamentario, Peter Struck, quien puso orden en el partido: el lunes la Ejecutiva Nacional del SPD respaldó a Kurt Beck y ordenó que los diputados dejaran de discutir en público esta cuestión. La discusión ya no gira sobre el trato «correcto» que hay que dar a Die Linke, sino también sobre si Beck es la persona más adecuada para conducir al SPD a las elecciones generales de 2009.
La derecha ya ha tomado una posición muy clara al respecto: el ministro de Interior, Wolfgang Schäuble, ha anunciado que su servicio secreto seguirá espiando a Die Linke por considerarlo «anticonstitucional», lo que significa que también tendría que controlar a su socio de Gobierno, el SPD, si sus cuadros deciden entrar en contacto con Die Linke.
Tanto el SPD como la CDU están llenando lentamente el vaso hasta rebosarlo para dar por finalizada la Gran Coalición, liderada por Angela Merkel. Para ello, se tomarán su tiempo hasta otoño porque a principios del mes de junio empieza la Eurocopa e, inmediatamente después, la época estival, y a nadie le gustaría tener que hacer campaña electoral entre partidos de fútbol y con los votantes marchándose de vacaciones.