Se escribe, se edita, se imprime y se distribuye. Este es el proceso lineal. Quizás, antes de escribir se debería pensar, o recopilar información. Poner el titular, colocar el primer verbo y así hasta encajar en el espacio destinado a cada pieza periodística. Es una rutina que cada vez es diferente, porque siempre hay incidencias. Internas y externas. No es lo mismo escribir en una franja horaria matutina, que hacerlo después de los Teleberri o, por ejemplo, hacer una crónica de un partido de fútbol con toda la cadena de producción esperando tu punto y final. Las prisas, en periodismo, a veces son muy buenas.

Todo lo anterior viene a cuenta por la rapidez en la que se suceden los acontecimientos, y más en un día electoral, en donde cuando escribo esta pieza, en franja horaria matinal, ya he presenciado a uno de los primeros votantes en Almendralejo, la ciudad extremeña que dicen los analistas es el prototipo estatal. Lo que allí sale, se reproduce en el macro escrutinio. Son leyendas urbanas y estadísticas. Yo he leído y escuchado, lo mismo referente al menos a cinco poblaciones vascas. Retrato de un orgullo electoral, una suerte de identificación con las constantes socio-políticas que promedian el uso en el territorio, una suerte de voto-probeta.

Decía que una mañana de domingo, aunque sea electoral, la vida televisiva es plana, colorista, para infantes y creyentes, con alguna incursión deportiva circunstancial, y un recuento de anécdotas y sucedidos de lo que significa una jornada de estas características en infraestructuras, movilizaciones de personal de control, cuantificación de mesas, papeletas y un largo etcétera, con la toma de una posición preponderante todo lo relacionado con la información a través de Internet y todos los dispositivos de recepción de datos electrónicos y digitales.

En las cadenas de información guante 24 horas, las franjas horarias son amplias, y se confeccionan a base de repeticiones, especialmente en la noche. Una cinta sin fin, pasada una y otra vez, y después de muchas horas, cambian de conductor, cambian cuatro cosas, y siguen repitiendo las informaciones hasta la saciedad, con alguna incursión en directo.