Maite SOROA
Le preparan la emboscada
Primero pidieron el voto para él, luego le pidieron la dimisión y como él, muy gallego, ha decidido hacer caso omiso a sus instrucciones, pues se han picau. Pero bien picaus, además.
El editorial de «El Mundo» de ayer pedía respeto para la decisión de Rajoy, pero no podía evitar una andana de dardos ponzoñosos: «A nadie se le escapa que la decisión de Rajoy no coincide con la opinión expresada ayer por este periódico, que defendió que el dirigente popular debería dar paso a una renovación del par- tido. No es ésta la opción que ha elegido Mariano Rajoy y, como no podía ser menos, la respetamos. Pero creemos que es un error porque tapona la presentación de otras alternativas y dificulta la renovación y modernización de un partido que ha perdido mucho apoyo entre los jóvenes». La primera, en la frente.
En segundo lugar, le responsabilizan de sus propias cosas: «Lo que Rajoy vino a sugerir es que va a prescindir de sus principales colaboradores en la pasada legislatura y que va a hacer la labor de oposición a Zapatero con nuevas caras. Ello le puede dar resultado, pero no faltará quien argumente que fue Rajoy quien sostuvo a esos dirigentes a los que ahora va a jubilar. Si ellos se equivocaron, él también». Mira, en eso tiene razón el escriba de Ramírez. El problema es que lo mismo se puede aplicar al apoyo de «El Mundo» a Rajoy.
También le zurraban a Rajoy por su tristeza gallega: «En su comparecencia ante los medios, Rajoy no dio ayer impresión de entusiasmo ni de tener una estrategia definida para hacer una labor de oposición que pueda poner en aprietos a Zapatero. Tampoco fue capaz de suscitar ilusión entre sus seguidores en su alocución del domingo, en la que trasmitió la sensación de que estaba a punto de tirar la toalla, lo cual desmintió anoche». Vamos, que el lacónico Rajoy no encandila ni a los más afines. Claro, visto lo visto, todo el mundo es listo.
Y para concluir, algo que sonaba más fuerte que una advertencia: «La decisión de Mariano Rajoy de continuar eleva el listón de exigencia por el que se le va a medir de ahora en adelante». Pedro J. Ramírez, al acecho. Ahora ya sólo falta ver a quién postulan.
OLASO