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Los libaneses se preparan para lo peor ante una nueva agresión desde el sur

Jihad SIQLAWI |

Eufórica, Lina Melhem acaba de recuperar su pasaporte renovado. «Si estalla la guerra, me reuniré de inmediato con mi marido en Qatar», exclama angustiada como muchos otros libaneses ante la idea de revivir el infierno del conflicto de 2006 entre Hizbullah e Israel.

Tras la advertencia de guerra total lanzada por el secretario general de Hizbullah, Hassan Nasrallah, de lanzar «una guerra abierta» contra Israel por la muerte de Imad Moughnieh, la Administración libanesa se enfrenta a una avalancha de ciudadanos que están tramitando su pasaporte.

Los habitantes del sur y del este del país, así como los de los suburbios chiíes del sur de Beirut, donde Hizbullah es especialmente fuerte y que se convirtieron en objetivo de los bombardeos israelíes durante los 34 días que duró la guerra de 2006, se preparan para lo peor.

«Los libaneses se comportan como si la guerra fuese inminente. Renuevan sus pasaportes, solicitan visados, alquilan apartamentos en lugares alejados de las zonas en las que piensan que se convertirán en campos de batalla», destacaba ayer el diario de gran tirada «As Safir», recogiendo el ambiente general.

«Tengo miedo de que la situación explote», subraya Melhem, que vive en las afueras de Beirut. «Sufrimos mucho en la guerra de 2006 y no estoy dispuesta a padecer lo misma otra vez», remarca.

A la llamada a la venganza de Hizbullah se suma la situación política de Líbano, que tiene que hacer frente a una crisis política debido a la falta de acuerdo para compartir el poder entre la mayoría prooccidental y la oposición que recibe el apoyo de Siria e Irán.

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