Raimundo Fitero
Rastros
Siguiendo las pistas científicas o meramente deductivas de los policías de las series televisivas se llega a encontrar los rastros de las coartadas que fundamentan el pensamiento ideológico de cada equipo de producción. De nuevo debemos señalar que estos productos audiovisuales no son meros entretenimientos, meras dosis de consumo rápido, sino que en algunos casos de manera más clara y profunda y en otros de forma más epidérmica, se retrata alguna parte de la sociedad que la sostiene, o que le sirve, cuando menos de decorado paisajístico.
Se podrá argumentar, justo en contrario, que utilizan tantas manos de pintura al agua que crean una mascarilla que desfigura el cuadro del que nos avanzan un boceto desmadejado. Probablemente mirando la extensa oferta de series con o de policías, sean pocas las que inciden en penetrar en los entresijos de la sociedad y señalar con algunos de sus tumores más evidentes. Bueno, sí, de manera casi ritual, la droga y la prostitución. De tal manera que uno sospecha de que se trata de recordar a cada instante de la existencia de cocaína, para que a nadie se le olvide llamar al camello para el fin de semana, pero después nos acercamos a la corrupción en las comisarías, cosa que en la otra parte de la ficción televisiva, los noticiarios, de vez en cuando aparecen asuntos cercanos, de soslayo y sin mucha preocupación por investigar, sucesos de esta índole.
Cuando se trata de fiscales y jueces, el asunto ya es más grave, porque los togados tiran de considerando con rapidez y te colocan en la realidad en dos notificaciones. El lunes la madre de todas las franquicias del CSI, la de Las Vegas, ofreció un capítulo de esos que llaman la atención, por su buena estructura, por la violencia gratuita que transmitía el caso y por lo que se podía entender como una denuncia sobre ciertas clases sociales, en este caso jóvenes de familias acomodadas, que hacen de la violencia una manera de estar. Una enfermedad muy contagiosa. En este caso, lo mejor de todo es que estaba muy bien contada. Un magnífico guión, bien dirigido y con el equipo habitual de buenos actores que le dan nobleza a la serie.