El presidente de ERC y vicepresidente de la Generalitat, Josep- Lluís Carod-Rovira, no se presentará a la reelección como máximo dirigente de la formación en el próximo congreso del partido. En declaraciones a Catalunya Ràdio, subrayó que con esta decisión, el Gobierno catalán quedará al margen de «todas discusiones internas que pueda haber dentro ERC» en esta etapa precongresual y «liberamos al Gobierno de la dinámica interna de Esquerra».

Para Rovira, tres son los ejes que deben marcar el rumbo de ERC: un cambio de cultura política que propicie pasar de «una cierta idea de resistencia y oposición a una cultura de vocación de mayorías que permita ganar legitimidad y seriedad al proyecto que representa»; un nuevo modelo de partido para dotarle de «una gran estructura interna que garantice la democracia interna y lo haga más abierto y oxigenado, y con muchos más contactos con el conjunto de la sociedad»; y, por último, una renovación de las personas que, actualmente, ocupan las principales responsabilidades orgánicas dentro de ERC.

«Es la hora de los gestos y de la generosidad, y yo hago el primer paso anunciando que no me presentaré a la reelección», añadió. Incidió en que no se trata de «un abandono», sino de una «renuncia» porque, «el partido reclama unidad y renovación», e insistió en la necesidad de «dejar paso a otra generación que aporte nuevas ideas».

Reiteró que la renovación «no debe ser tanto generacional como de ideas». Llegados a este punto recordó que tanto él como el actual secretario de ERC, Joan Puigcercós, llevan tiempo dirigiendo el partido. Horas después, en su blog en internet volvió sobre esta idea al insistir en que «el equipo de gente que hace doce años asumimos la dirección de ERC ha de djar paso a una nueva gente que promueva una nueva cultura política», en alusión a Puigcercós.

«No renuncio a nada»

Sobre si esta decisión supondrá renunciar a ser candidato a la presidencia de la Generalitat en las elecciones catalanas de 2010, precisó que «no renuncio a nada» y que queda «a la disposición del partido» aunque dijo «haber cumplido ya una etapa».

«Estoy en plenitud de energías personales, con más madurez que nunca y con la máxima ilusión. No me voy para casa; sigo al servicio del partido», añadió.

Remarcó también que su decisión ratifica el compromiso con la Generalitat, porque «Esquerra es un partido serio que sabrá mantener los acuerdos hasta el final de la legislatura» y que no se saldrá del Gobierno porque «no hay ningún proceso de soberanía que se pueda hacer desde la oposición».

Asimismo, reiteró su voluntad de que Esquerra se consolide en su espacio electoral, sobre todo, «después de haber ganado la batalla ideológica de hacer del soberanismo una idea central del discurso político catalán».

Expresó su deseo de «no malbaratar el capital político conseguido en los últimos años» y de «mirar al futuro y trabajar juntos para hacer una Esquerra grande, en donde quepa todo el mundo. Esquerra no se merece una guerra», concluyó.

El 7 de junio, los militantes de ERC elegirán al nuevo presidente y secretario general. El 14, se celebrará el congreso y también se contempla la posibilidad de primarias para decidir quién encabezará el cartel electoral.