Hay programas que no tienen presentador ni presentadora. Otros que tienen dos, uno de cada género. Otros que lo tienen pero no tienen plató ni set donde ubicarlo en un decorado. Otros que quien lo presenta aparece unos escasos minutos, de pie, o sentado, de frente o esquinada, para dar paso al reportaje. Los hay que el presentador es alguien en continuo movimiento, formando parte de la propia acción. Se trata de la lección perdida de Barrio Sésamo, sin y con presentador. Sin y con plató y decorado específico.

El presentador, conductor, cuando a la vez es el director del programa alcanza unas cuotas de implicación que se convierten en una personificación que en ocasiones satura. Hay presentadores o presentadoras que son simples leedores, portavoces, es aquello que en tiempos calificábamos como bustos parlantes. De los presentadores sin decorado, es decir, que empiezan sus emisiones con una careta y directamente situados en algún lugar específico, en el que más se trabaja esta espacialidad variable es «Página 2», el espacio que trata a los libros y sus circunstancias en La 2, la tarde-noche de los domingos, convirtiéndose en la balsa del náufrago televidente frente al síndrome dominical y ante la realidad del día siguiente: lunes. Es un bálsamo cultural para las heridas del cine malo y los deportes exhaustivos.

Quizás podríamos llegar a la conclusión de que es la búsqueda de las variables espaciales, de los decorados naturales de cada circunstancia, la que le dota de singularidad y que, siendo muy positiva esta iniciativa, le coarta. Es decir, debe buscar obligatoriamente, aunque sea absolutamente casual, un espacio referencial. En la última entrega, con una novela paródica de Eduardo Mendoza como tema central, se situó en la Barcelona romana, la que existe justo debajo de los adoquines. Y de ahí en adelante todo tenía connotaciones similares. Pero donde cada entrega debe aguzar el ingenio es en las recomendaciones de libros, y en esta ocasión, fueron oportunos u oportunistas: lo hicieron simulando a viajeros del AVE entre Barcelona y Madrid que leían, o sostenían en sus manos, los libros de la semana. Me gusta el programa.