Tras los oropeles de la presentación oficial, Juanma Lillo cumplimentó ayer su primer día como entrenador de la Real, con doble jornada de trabajo, dividida entre el despacho y el césped de Zubieta.

Por la mañana, el entrenador tolosarra se reunió por espacio de un cuarto de hora y de manera personalizada, con cada uno de los integrantes de la primera plantilla. Un primer contacto para recibir información de primera mano sobre la situación de jugadores y equipo, así como para que el propio Lillo transmitiese sus intenciones de cara a estos últimos once partidos. Mikel Aranburu desveló en sala de prensa algunos aspectos de la charla, explicando que «nos ha comentado que cree que el equipo tiene suficiente capacidad para subir y que para eso hay que trabajar el día a día. Es lo que hemos hecho hoy y haremos mañana. También que está en nuestras manos y que entre todos intentaremos subir a Primera. No es algo nuevo -reconoció el capitán txuriurdin-, es algo que sabemos, pero hay que demostrarlo a partir del domingo», admitió igualmente.

Aranburu, por otra parte, se refirió a este nuevo relevo en el banquillo, una circunstancia más propia de equipos en apuros que de uno que se encuentra a apenas una victoria de distancia de su objetivo, por mucho que los resultados no hayan acompañado las últimas semanas. El azpeitiarra, para el que la destitución de Joserra Eizmendi constituyó «una sorpresa», reconocía que «normalmente no suele ser buena señal» que tres entrenadores pasen por el banquilllo en una misma temporada. «Hemos perdido los tres últimos partidos, hemos entrado en una racha un poco negativa de la que vamos a intentar salir este mismo domingo -añadió-. Estamos a tres días de jugar un partido importantísimo y ojalá que la etapa con Lillo empiece con buen pie y ojalá también que este año podamos subir a Primera». Y es que, evidentemente, si hay algo que no cambia, es la línea de meta. «La temporada es la misma y el objetivo también. Antes con Eizmendi y ahora con Lillo, afrontamos la misma Liga, con los mismos puntos. Somos conscientes de que tenemos que ganar bastantes de los once partidos que restan», concluyó.

El plato fuerte, el viernes

En lo que respecta a los planes de Juanma Lillo de cara a lo que debe ser esa primera de muchas victorias, lo cierto es que el técnico no ofreció demasiadas pistas en su primer entrenamiento.

Al menos en cuanto a nombres, porque sí se pudo intuir un posible cambio de sistema, que pasaría por el 4-1-4-1. Es decir, uno de los dos delanteros que venían actuando con Joserra Eizmendi perdería su puesto, en favor de un jugador de medio campo. Habrá que esperar, de todos modos, a ver lo que sucede en las dos sesiones que le restan aún al equipo antes de enfrentarse al Hércules.

Entrenamientos que también servirán para comprobar el estado de Gerardo, que ayer no pudo trabajar con el equipo por una distensión muscular en el recto anterior de la pierna derecha, aunque en principio estará disponible para el domingo.

Lillo, por otra parte, ofrecerá hoy su primera rueda de prensa como técnico de la Real.