Debate de investidura en Madrid
PNV y NaBai acaban absteniéndose pese a no arrancar nada a Zapatero
Ni el PNV -anteayer- ni Nafarroa Bai -ayer- lograron que el candidato José Luis Rodríguez Zapatero abriera la puerta a sus demandas en el debate de investidura concluido ayer, pero tanto uno como otro optaron por la abstención al contrario que ERC, que votó no. Lo mismo hizo el PP, incluidos los dos diputados de UPN pese a que Miguel Sanz insinuó ayer mismo en Madrid -en presencia de Rajoy- estar a favor de la abstención. Zapatero será presidente el viernes.
Ramón SOLA | IRUÑEA
El debate de investidura celebrado anteayer y ayer en el Congreso ha concluido sin noticias para PNV ni Nafarroa Bai. El can- didato a presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, no ha respondido positivamente ni a las demandas jeltzales ni a las de la coalición, o quizás sea más correcto decir que en muchos casos ni siquiera las ha contestado. La primera votación celebrada ayer era la ocasión para que tanto los jeltzales como Uxue Barkos fijaran su posición. Aunque esta última dijo dudar entre la abstención o el no, ambos se decantaron finalmente por la abstención.
La votación, por tanto, se atuvo al guión previsto, y al deseado también por el PSOE, que ha reconocido que no quería iniciar la legislatura con el lastre que le podían suponer en el futuro algunos votos a favor que no necesita cuando puede ser elegido por mayoría simple en la segunda ronda. Ayer sólo le respaldaron sus diputados del PSOE; en contra votaron, desde posiciones totalmente divergentes, ERC, por un lado, y el PP y Rosa Díez, por otro; y el resto se decantó por abstenerse.
Zapatero se quedó a ocho votos de ser presidente ayer, pero quedará elegido el viernes. El marcador del Congreso reflejó 168 síes, 158 noes y 23 abstenciones. Contando sólo a los electos vascos, el candidato tampoco hubiera alcanzado mayoría absoluta: le apoyaron once (los de PSE y PSN) frente a cinco noes (PP y UPN) y siete abstenciones (PNV y Nafarroa Bai).
Para López, «extraordinario»
Para calibrar la apuesta final por la abstención del partido de Iñigo Urkullu y la coalición representada por Uxue Barkos habría que remontarse a los planteamientos con que encaraban este debate de investidura hace algunas semanas. Entonces, el PNV exigía que Zapatero aceptara abrir un diálogo con Ibarretxe, y Nafarroa Bai postulaba que el PSOE debía comprometerse a cambiar de socios en el herrialde. Nada de eso ha ocurrido.
Por lo que respecta al PNV, el presidenciable español se ha limitado a rechazar lo que definió desde la tribuna como «aventuras», a asegurar que «no nos montaremos en un tren que no se sabe a donde va» y a ofrecer como único camino «el del autogobierno y el respeto a la Constitución y las leyes». Los jelkides dejaron su posición final en duda el miércoles, y ayer se inclinaron finalmente por la abstención sin dar explicaciones en los pasillos.
El desplante de Zapatero al PNV fue jaleado ayer por el líder del PSE, Patxi López, para quien el inquilino de La Moncloa «estuvo extraordinario». En referencia concreta a la iniciativa de Juan José Ibarretxe, aparcada cada vez más por el PNV, López se preguntó «qué va a hacer para poner en marcha una consulta que no se puede hacer. ¿En qué colegios se votaría? ¿Quién va a votar en los ayuntamientos?». Y trajo a colación que el alcalde jeltzale de Bilbo, Iñaki Azkuna, avanzó que no pensaba colaborar en su ciudad.
NaBai aparca su demanda
Por lo que respecta a Nafarroa Bai, ayer fue el turno de subir a la tribuna para Uxue Barkos. Si bien comenzó acusando a Zapatero de ser el responsable de la decisión de dar el Gobierno a UPN -éste lo aceptó con naturalidad-, Barkos dejó a un lado la condición de que el PSOE cambie de socio en Nafarroa. Cuando utilizó este calificativo, Zapatero le replicó que «la UPN y el PSOE no somos socios; más que acuerdos, tenemos un compromiso de responsabilidad».
La diputada de Nafarroa Bai puso el acento en otros terrenos en los que sí pidió compromisos a Zapatero. Le instó a paralizar la ampliación de la central térmica de Castejón a través del Ministerio de Medio Ambiente y mientras el Tribunal Supremo no decida (el Tribunal Superior de Nafarroa se ha mostrado en contra del proyecto). Pidió también que no se plantee la renovación del polígono de tiro de las Bardenas, que caduca en un par de meses. Y que el Gobierno español se comprometa al cumplimiento efectivo de la Eurocarta de las Lenguas.
La única respuesta de Zapatero sobre estas cuestiones concretas fue el silencio. Barkos se había bajado de la tribuna afirmando que dudaba entre abstenerse o votar no. Finalmente se abstuvo. En declaraciones en los pasillos, la diputada lamentó que el líder del PSOE empiece la legislatura renunciando a tener más apoyos y que espere a la segunda vuelta «sin despeinarse».
Rajoy reitera sus condiciones
Por lo que respecta al PP, sus diputados votaron en contra de Zapatero pese a la mano tendida de éste y al tono del debate, mucho más sosegado. Por si quedara alguna duda, su líder, Mariano Rajoy, dijo posteriormente en los pasillos que «escucharé a Zapatero» pero que cualquier acuerdo sobre Euskal Herria pasa por dos cuestiones fijadas por el PP como líneas rojas: «Que no se negocie políticamente con ETA y que se cumpla la Ley de Partidos».
Si el PSOE lo acepta, Rajoy se mostró dispuesto a sacar esta cuestión de la agenda política, que es el objetivo de Zapatero. El mandatario del PP añade que para eso no se requeriría «redactar grandes documentos» que escenifiquen el pacto. «No parece muy difícil», resumió.
Al no haber logrado mayoría absoluta, el candidato Zapatero se someterá a una segunda votación el viernes, en la que sólo necesitará ya sumar más votos a favor que en contra. Esto daría margen incluso que fuerzas minoritarias como Nafarroa Bai puedan cambiar su abstención y pasarse al no, algo que difícilmente podría hacer el PNV sin poner en riesgo a Zapatero.
Tras disfrutar de la reelección en el Gobierno navarro gracias a la abstención del PSN, Miguel Sanz sigue prodigando los gestos destinados a elogiar a este partido y tratar de aparentar distancias respecto al PP. En las últimas semanas ha propuesto a este partido que se abstuviera en la investidura. Y ayer, aunque sin usar un término tan directo, oficializó su nueva posición en una conferencia en Madrid en la que estuvo la plana mayor del PP, con Mariano Rajoy o Esperanza Aguirre a la cabeza. El líder de UPN pidió en concreto al PP «avanzar más hacia el centro» y hacer «un gesto positivo». Sin embargo, apenas dos horas después todo el PP votó no a Zapatero, incluidos los dos diputados de UPN.
Miguel Sanz completó este discurso con loas a la posición del PSN. A los desayunos de Europa Press habían acudido, de hecho, máximos dirigentes de este partido como Samuel Caro y Roberto Jiménez, secretario de Organización y portavoz parlamentario respectivamente. Sanz destacó que en el pasado proceso de negociación «no hubo socialistas navarros», por lo que concluyó que «jugaron un papel importante». Destacó, en concreto, el del recientemente fallecido Carlos Chivite, al que definió como «compañero, paisano y amigo».
«Confío en las personas, porque las organizaciones se hacen con personas, y las que hoy dirigen el PSN me dan cierta confianza», resaltó Sanz.
La cuestión lingüística apareció en el hemiciclo con la intervención de Rosa Díez, diputada de la nueva formación UPyD, que censuró la situación en Catalunya. Esto dio pie a que Zapatero hiciera afirmaciones peculiares. Así, recalcó que «el catalán y el euskara son lenguas de España» pero añadió que también en Catalunya y Euskal Herria la lengua «predominante» es el castellano. Dicho esto, defendió que el actual marco legal intenta potenciar estos idiomas: «Las normas no pretenden evitar que alguien se exprese en castellano, sino que todos los ciudadanos puedan acceder al bilingüismo», resumió. Por contra, Zapatero no respondió cuando Barkos le emplazó justo en sentido contrario, es decir, en favor del desarrollo de las lenguas minorizadas.
En el cruce de intervenciones entre José Luis Rodríguez Zapatero y Uxue Barkos, el líder del PSOE quiso ensalzar la función que atribuye el Gobierno español a Nafarroa Bai en su lucha contra la izquierda abertzale. Zapatero lo resaltó tanto en su primera intervención como en la réplica, cuando dijo a Barkos que «su formación cumple un papel democráticamente muy decisivo».
De hecho, la diputada lo había reivindicado de modo expreso desde la tribuna. Con el fin de pedir a Zapatero «razones» para abstenerse -que Zapatero el candidato le daría-, Barkos argumentó lo siguiente: «Muchos de los votos de NaBai el 9-M fueron un ejercicio de resistencia democrática en muchos pueblos navarros y algunos núcleos urbanos. Necesito razones, porque los votantes de NaBai no secundaron la llamada de la abstención porque votar significaba algo, que era el mensaje de todos los aquí presentes».
Antes, en su primer turno, Barkos también marcó posición. Garantizó a Zapatero que «en la búsqueda de la paz nos va a tener siempre a su disposición». Le prometió que «el empeño de esta diputada es hacer prioridad del rechazo a la violencia. Es una batalla en la que yo me voy a empeñar». En esta vía, defendió la exigencia de la condena a ETA como cuestión «ética», aunque alertó al Gobierno español de que plantearla como una mera excusa para forzar exclusiones sería «vaciarla de contenido».
Todas estas palabras fueron acogidas con agrado por el candidato a la reelección, que abrió su turno indicando que «le agradezco su tono y su posición en la legislatura pasada. Tuvo una actitud seria y colaboradora, es justo decirlo. Las diferencias no han estado aquí», añadió, en alusión al fallido proceso de negociación para conformar un gobierno alternativo en Nafarroa.
Hubo aún más elogios por parte del líder del PSOE: «Mantengo el máximo respeto a Nafarroa Bai. Contribuye de manera muy positiva al desarrollo político y a la convivencia. Le tenemos respeto y consideración. Usted ha demostrado siempre rigor, seriedad, coherencia y responsabilidad hacia el PSOE», indicó a Barkos.
