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Digan lo que digan, «nuestro día llegará»

Durante décadas, uno de los lemas utilizados por los republicanos irlandeses en su lucha por una Irlanda unida y libre del dominio británico fue «tiochfaidh ár lá», frase en gaélico que quiere decir algo similar a «nuestro día llegará». Según pasaban los años, y a medida que los nudos de la madeja irlandesa -la discriminación de la comunidad republicana, la violencia política por un lado y la sectaria y estatal por el otro, la normalización de las relaciones entre las dos partes de la isla, el respeto a la decisión de sus habitantes...- se iban soltando uno a uno hasta la consecución de los acuerdos entre irlandeses y británicos, la frase fue cayendo en desuso. Así, al haber desaparecido el blindaje político y militar ejercido por los británicos y los unionistas para mantener el status quo, el lema ha ido perdiendo su rasgo épico. Que llegue o no su día depende ahora de su voluntad y de la fuerza del proyecto republicano.

Mientras en Irlanda celebran el décimo aniversario de los Acuerdos de Viernes Santo, en el Estado español Rodríguez Zapatero se presentaba ante el Parlamento para inaugurar su segunda legislatura como presidente. Su alocución no ha traído novedad alguna respecto al conflicto que enfrenta los intereses del Estado a los de Euskal Herria. En sus réplicas a PNV y NaBai ha dejado además bien claro que más que colaboración les ofrece tutelaje. En esa línea, tanto él como sus colaboradores han comenzado a utilizar para con los jelkides el lenguaje que durante el fallido proceso utilizaron con la izquierda abertzale -calificando la postura de Arrasate como «un paso positivo», alabando a un líder cesado por el partido, dándoles tiempo...-. Todo ello con un tono de soberbia que en momentos roza el menosprecio.

Poco queda, pues, de aquel Zapatero que puso a Blair como ejemplo a seguir. Su discurso se torna así en un discurso más épico que político, más retórico que real. Porque él bien sabe que, tarde o temprano, «nuestro día llegará». Y no será con esa épica ibérica y pseudoliberal, sino, como en Irlanda, por medio de un acuerdo político.

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