El fracaso de una misión unilateral en Colombia
La misión humanitaria enviada a Colombia por Nicolas Sarkozy, a cargo de los contribuyentes franceses, ha terminado, como era de esperar, en fracaso. El carácter unilateral de la iniciativa, la precipitación con que se diseñó, junto con la búsqueda permanente de rédito mediático que acompaña a cada paso del presidente francés, están en el origen de un fiasco anunciado. Pocos reproches pueden hacer los responsables de la política internacional francesa a los agentes implicados en esta crisis y sí muchos a los responsables de una misión que se ha situado en la antítesis de la diplomacia. Bajo la batuta de Kouchner, y su intervencionismo humanitario, el presidente francés ha tratado de situarse a la cabeza del «rescate de Ingrid Betancourt». Tratando de sacar provecho a una campaña de movilizaciones netamente centrada en la figura de esta política colombiana retenida por las FARC -y que deja a un lado las razones profundas del conflicto que atenaza a ese país latinoamericano-, Sarkozy ha actuado sin tener en su mano otra cosa que su ambición de ganar puntos. Le hubiera bastado con escuchar a las personalidades colombianas y venezolanas que más activamente trabajan por un acuerdo humanitario para entender que inexorablemente éste se producirá en un contexto de desmilitarización y como parte de un proceso de diálogo político.