Como era esperado tras ver los resultados de la ida, Barcelona y Manchester United jugarán la segunda semifinal de la Champions a partir del día 23 de abril. Sin embargo, y a pesar de que ambos ganaron sus respectivos compromisos de ayer, los resultados de anoche son engañosos si nos atenemos al devenir de los choques, especialmente el del Camp Nou. La cita entre catalanes e ingleses probablemente será una de las semifinales más espectaculares de los últimos años debido al estilo de juego que practican ambos, sobre todo los de Ferguson.

En cuanto a los cuartos de final, el Barcelona estuvo a un paso de prorrogar su crisis. Los blaugranas salieron faltos de intensidad al césped y se vieron superados por el Schalke 04. El equipo de la cuenca del Rhin dominó por completo los primeros 25 minutos. Un tiempo durante el que no sólo tuvo la pelota, si no que gozó de las mejores ocasiones a través de Kevin Kuranyi. Pero, el delantero de la selección alemana falló de cabeza, primero, y con el pie y a medio metro de la portería, instantes después.

El juego también era alemán, el trabajo de Asamoah y el movimiento entre líneas de Jones hizo mucho daño a un Barcelona que hacia aguas en su banda izquierda, donde habita un Abidal que dista mucho de ser el lateral que arrancó la temporada.

El factor suerte, como todo en la vida, también tiene una importante cuota de protagonismo en el fútbol. Es cierto que el Barça dispuso de una magnífica ocasión tempranera por medio de Xavi que paró bien Neuer, pero no lo es menos que los alemanes fueron muy superiores durante la primera mitad. Un periodo a cuyo final los de Slomka se fueron por detrás en el marcador. Y es que en el minuto 42, tras una embarullada jugada, Yaya Touré introdujo el balón en la meta contraria. Un gol carente de justicia y que no evidenciaba lo visto sobre el césped, pero absolutamente válido.

La segunda parte arrancó con un Barcelona mucho más centrado, con su línea de presión más adelantada y con menores cuotas de sufrimiento que en la primera mitad y solventó la eliminatoria sin mayores problemas. Eso sí, como es habitual en los equipos germanos, el Schalke lo intentó en todo momento.

La parroquia blaugrana volvió a vivir su enésimo capítulo polémico. Durante la segunda parte, Rijkaard decidió sustituir a Bojan lo que provocó que gran parte de la grada mostrase su malestar con el técnico holandés mediante pañuelos. Una más en un campo donde parecen no digerir bien ni los resultados negativos, ni tampoco los que son favorables.

Por su parte, en Old Trafford, el Manchester United fue netamente superior a la Roma en el juego y venció gracias a un tanto anotado por Carlos Tévez. Los ingleses acumularon numerosas ocasiones en la portería de Doni, pero no pudieron concretar el resultado hasta el tramo final del partido.

Para entonces, los aficionados de los red devils se llevaron un enorme susto después de que De Rossi fallase un penalti, muy mal lanzado durante la primera mitad. Posteriormente, celebraron por todo lo alto el regreso de su capitán: Gary Neville.