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Diez años del acuerdo de Viernes Santo

«El desmantelamiento de una fuerza policial sectaria fue una parte esencial»

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Martina Anderson | Expresa del IRA y representante de Sinn Féin en el Consejo policial

Soledad GALIANA | DUBLÍN

Hoy Martina Anderson ocupa uno de los escaños de Sinn Féin en la Asamblea de Belfast, y además de ser la portavoz en cuestiones de Igualdad y Derechos Humanos, es una de las representantes del partido republicano en el Consejo Policial, el organismo que supervisa las actividades de la Policía norirlandesa. Sin embargo, hace diez años Martina Anderson era una de las presas republicanas en la prisión norirlandesa de Maghabery, y una de las excarceladas para que pudiera estar presente en la Asamblea de Sinn Féin en la que los delegados republicanos debían rubricar la decisión de la ejecutiva. Aquella fue una conferencia intensa y llena de emociones, en la que también comparecieron los presos del IRA conocidos como the Balcombe Street Four, cuatro hombres que ya habían cumplido 23 años de cárcel en Inglaterra.

¿Hasta qué punto fue importante la actitud del Gobierno británico en este proceso?

Por supuesto, el Gobierno británico, como elemento central de la guerra, jugó un papel primordial en las negociaciones de paz. En 1998, el movimiento republicano publicó el documento Escenario para la Paz. En él se pedía a Londres que se convirtiera en un impulsor de la paz. No se puede decir que en la siguiente década hiciera esa labor con gran entusiasmo o sin grandes dificultades y luchas en su seno.

El Ejecutivo británico también ha tenido que evolucionar dentro del proceso de paz, y adoptar los cambios que, por supuesto, han sido muy difíciles en cada paso del camino.

Las viejas costumbres de gobierno, los arcaicos métodos usados para dominar y, cómo no, la mentalidad de la clase dirigente británica y los bloques de poder en Westminster, que gobernaban la colonia inglesa más antigua, fueron y todavía son confrontados por el mismo proceso de paz.

¿En qué momento se encuentra Sinn Féin dentro de las instituciones norirlandesas?

Estamos trabajando con la seguridad de que la lógica de los acontecimientos y la necesidad de solucionar temas de desigualdad y desencuentros socio-económicos cambiarán las enraizadas actitudes racistas. Este conocimiento, convicción y compromiso con la consecución de la igualdad nos ha permitido superar lo que se podían considerar obstáculos en el camino que podrían parecer, a corto plazo, como desacuerdos insuperables entre los socios de la coalición. Pero ambos tenemos un compromiso para con la población de conseguir una sociedad mejor y más igualitaria.

El marco, a través del Acuerdo de Viernes Santo, existe para facilitar el que sean los ciudadanos los que jueguen su papel en la consecución de estos cambios. Y si tenemos éxito en este aspecto, ya que la gente tiene el poder de influir en el gobierno y asegurarse de que las decisiones políticas responden a sus necesidades, podemos tener la seguridad de que los viejos e irracionales miedos se disiparán. Confiamos en este proceso.

Pese a estar en el Gobierno con el DUP y el UUP, existen claros desacuerdos en la implementación de compromisos incluídos en los acuerdos de Viernes Santo y St. Andrew's. ¿Cuáles cree que son los que causan mayor controversia y cómo se pueden alcanzar acuerdos?

En cierto modo, está claro que todos los obstáculos parar lograr una sociedad más justa e igual están conectados y no pueden ser tratados individualmente. Estos se presentan y se destacan de manera que ofrecen esperanzas a aquellos que no quieren que el proceso avance.

La fecha para la transferencia de los poderes Judicial y de Control de Policía ha sido presentada como una de las claves de enfrentamiento por aquellos que están ansiosos por retrasar y paralizar el proceso, porque no hay duda de que en ciertos aspectos la devolución de la justicia y la policía es también clave a la hora de desmantelar la presencia británica en Irlanda.

El desmantelamiento de una fuerza policial sectaria, que mantiene el poder en base a unas normas sectarias, fue una parte esencial en el proceso de paz. Y la larga lucha para establecer una sociedad basada en el respeto a los derechos humanos y en la igualdad, por encima de los mecanismos de poder, es un trabajo duro y difícil.

Usted fue excarcelada y se le permitió asistir a la Conferencia de Sinn Féin en 1998. ¿Cómo de importante fue el apoyo de los presos al Acuerdo cuando llegó el momento de asegurar el apoyo de los delegados republicanos a este documento?

Los presos siempre han estado, y continúan estando, en el núcleo y la dirección de nuestra lucha, particularmente, desde la huelga de hambre. Durante todo el desarrollo del proceso de paz y las negociaciones los presos han sido parte decisiva.

Una de sus responsabilidades es representar a Sinn Féin en el Consejo Policial. ¿Qué le parece la experiencia?

La experiencia es difícil. Inevitablemente, algunos sienten que está tardando mucho en resolverse los terribles problemas causados por años de mal servicio policial, como el hecho de que la Policía tenga que responder de sus acciones ante los ciudadanos, quienes han sufrido, y siguen sufriendo, actitudes sectarias y un servicio policial deficiente. Claramente, la mejora de la Policía no depende de la transferencia de poderes, sino de que los ciudadanos en sus comunidades hagan que la policía -y también la justicia- acepten responsabilidades por sus acciones ante el pueblo.

Esta es una tarea dura y costosa, que finalmente depende de que se facilite que los ciudadanos recuperen el poder de decisión y trabajen juntos para asegurar una sociedad basada en la justicia y el respeto de las personas y sus derechos.

¿Cree que el Consejo tiene suficiente poder como para forzar a la Policía norirlandesa a que asuma responsabilidades por sus acciones?

Creo que tiene más poder del que usa. En el Consejo, Sinn Féin ha desafiado al resto de miembros sobre su interpretación de la Sección 6 de la Ley Policial del año 2000. La Sección 6 establece que el jefe de Policía puede comprar suministros, en nombre del Consejo. Nosotros lo interpretamos como el poder del Consejo para decidir qué se puede comprar en su nombre.

Sin embargo, el Consejo ha aceptado la interpretación de la Fiscalía británica, lo cual hace que se cuestione su independencia. Nosotros argumentamos la necesidad de una interpretación legal independiente.

El antiguo Consejo [anterior a la integración de Sinn Féin] actuaba dentro de una cultura de aceptación que provenía del sentimiento histórico unionista de «propiedad» de «su» servicio policial. Más aún, como en todas las sociedades occidentales, en los seis condados sufrimos un serio problema de conducta antisocial, que se debe a la alienación de aquéllos que durante generaciones no han tenido un lugar en una sociedad que les ha excluido política, social y económicamente. Y llevará varias generaciones cambiarlo.

El cambio no ha sido acelerado por unas organizaciones que aún retienen la cultura de un servicio policial sectario, el hábito de la represión y, con ello, la creencia de que las cosas pueden volver a ser lo que eran.

A largo plazo, un servicio policial responsable, que pueda responder a conductas antisociales, sólo se producirá a través de un cambio fundamental en la cultura de esa sociedad, en la inculcación de valores que no estén basados en la desigualdad, competitividad e individualismo. Pero ese cambiio lleva mucho tiempo y sólo puede ser liderado por políticas y un gobierno que se basen en las necesidades de los ciudadanos, y que promuevan la inclusión en los procesos de creación e implementación de esas políticas. El programa de Gobierno un primer paso.

«El cambio fundamental ha sido el compromiso entre republicanos y protestantes»

¿Cómo ha cambiado el norte en estos diez años?

El cambio fundamental que esta década ha hecho posible ha sido la posibilidad de un compromiso entre republicanos y las comunidades protestantes unionista y lealista. Quizás por primera vez en 200 años, ha sido posible para los republicanos desmantelar la misma esencia del dominio británico en el norte: el sectarismo y un estado sectario, basado en el dominio de lo que numéricamente era una sección minoritaria de la población.

Existe ahora la posibilidad de que los unionistas trabajen con los nacionalistas sobre la base de la necesidad de producir una sociedad más igualitaria. El Gobierno ha evolucionado de la política sectaria en una sociedad dividida a una en la que la colaboración pueda asegurar una respuesta a las necesidades y el respeto a los derechos humanos de todos los que habitan los seis condados. Ello ha traído consigo un gran cambio que, fundamentalmente, reposa en la noción de que la Unión es cambiante –ya no reposa en las fuerzas del estado, sino en el consentimiento del pueblo–.
  
¿Cuáles han sido los cambios mas relevantes en las políticas británicas en este periodo?

El reconocimiento de la necesidad de entablar un proceso negociador con un «enemigo» histórico con el que han peleado durante cientos de años tratando de subyugarle. El Gobierno británico se ha visto obligado a reconocer que el estado sectario no podía sustentarse de manera militar; ha sido empujado gradualmente a través del proceso al abandono de su soberanía y a favor del consenso. Este cambio afecta a todas las políticas británicas. S. GALIANA

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