Un informe patrocinado por la UNESCO ha lanzado una seria advertencia a los países agrícolas para que cambien «radicalmente» de política, de lo contrario, puede producirse una gran «explosión social». «Si la comunidad internacional quiere evitar que el aumento de la población y el cambio climático se traduzcan en una explosión social y en un desastre medioambiental, deberá haber un cambio radical en la agricultura moderna. El status quo no es una opción», resalta esta investigación elaborada por 400 expertos internacionales en colaboración con representantes gubernamentales y de la sociedad civil.

Afirman que «la volatilidad» de los precios alimentarios continuará debido a una mayor demanda, a la utilización de los biocarburantes y la «creciente especulación» en el ámbito de los recursos agrarios.

Para hacer frente a ello, abogan por «reconciliar objetivos contradictorios; producir más y de forma diferente», para lo que proponen el desarrollo de una «ecoagricultura» destinada a obtener ganancias pero, por «medios naturales», y reconocer «la multifuncionalidad» de la agricultura como factor de «integración social».

En medio de este debate suscitado, en gran parte, por las recientes protestas en países como Haití, Egipto, Burkina Faso, Mauritania, Indonesia y Perú por la carestía de los productos básicos, el director adjunto del Programa Mundial de Alimentos, Gemmo Lodesani, afirmó en una entrevista al periódico francés «Le Parisien» que «la demanda cada vez mayor de biocarburantes, junto al cambio climático y a la especulación, es una de las mayores causas de la elevación de los precios».

Precisamente, esta espinosa cuestión centrará gran parte de la cumbre regional de la FAO en Brasilia. En la sesión de ayer, el presidente brasileño Luis Inázio Lula da Silva salió en defensa de los biocarburantes en un intento por contrarrestar las cada vez mayores críticas. No en vano, Brasil es el segundo productor de etanol tras Estados Unidos.

Las declaraciones realizadas el martes por el ministro brasileño de Agricultura, Reinhol Ste-phanes, fueron un avance de la postura del Gobierno. «Es falso decir que la producción de combustible perjudicará la producción alimentaria, Las nuevas zonas de cultivo de caña de azúcar avanzarán sobre tierras destinadas a la ganadería y no a cultivos agrícolas», argumentó.

En opinión del director de Asuntos Políticos de la FAO en América Latina, Fernando Soto, la gran preocupación de la región no es la falta de alimentos, cuya producción sigue aumentando, sino que «por culpa del incremento de los precios, la gente no tenga acceso a los alimentos básicos».

Una de las críticas más feroces a los biocarburantes la hizo el ex relator de la ONU para el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, que los calificó de «crimen contra la humanidad».