Las FSE redoblarán la vigilancia en las sedes del PSOE después de que el dispositivo especial confirmado por Lakua el pasado jueves, tras el atentado de Abusu, se demostrara insuficiente para impedir un nuevo atentado contra otra Casa del Pueblo: la de Elgoibar.

Esta fue la reacción del consejero del Interior, Javier Balza, tras la deflagración, que fue muy similar a las anteriores tanto en la localización como en el procedimiento y en la potencia del artefacto. La colocación de la bomba fue anunciada a la sede de la DYA de Bizkaia, en nombre de ETA, a las 2.32. La zona en que se ubica la Casa del Pueblo de Elgoibar fue acordonada por la Ertzaintza, y la bomba explotó casi una hora después del aviso, a las 3.25.

El artefacto contenía unos tres kilos de explosivo según los primeros informes policiales, y fue activada por temporizador. En el lugar, la Ertzaintza recogió restos de componente y cables. La bomba estaba en este caso en una bomba de plástico y la onda expansiva fue dirigida hacia el interior de la sede del PSE, por lo que destrozó la persiana metálica de la entrada y la puerta, además de derribar parte de un tabique y provocar otros desperfectos. No hubo secuelas físicas, pero sí cuantiosos daños materiales en el local.

La bomba causó algunos desperfectos además en ocho coches aparcados en las inmediaciones y en algunas ventanas y persianas, aunque menores que en otros atentados recientes.

Tras la llamada telefónica, la Ertzaintza había localizado la bolsa y había procedido a desalojar a los vecinos de dos portales de la calle Usasandi (la sede se ubica en el número 14). Además de ello, los ertzainas decidieron alertar por megafonía al resto de habitantes de las inmediaciones para que cerraran las persianas.

Tras producirse la explosión, el cordón fue levantado en torno a las 9.00, y la sede atacada quedó cerrada con tablones.

La mayor parte de los destrozos se localizan en el bar, que llevaba varios meses cerrado después del fallecimiento de la persona que lo regentaba. Las oficinas sí permanecían abiertas de modo habitual.

Protesta y acuerdo, sin ANV

Dirigentes del PSE y del PNV se desplazaron al lugar de los hechos. Así, coincidieron allí el máximo responsable del PSOE en Gipuzkoa, Miguel Buen, y el presidente del EBB, Iñigo Urkullu. En esta ocasión, tras los últimos rifirrafes entre Lakua y Patxi López, Buen apostó por ha- cer llamadas a la unidad. Justificó además que aunque las sedes del PSE tienen «medidas estáticas de seguridad», como el blindaje, «es prácticamente imposible que estén vigiladas las 24 horas del día». Trajo a colación igualmente que no sólo hay que vigilar estas Casas del Pueblo, ya que «también son objetivos los bancos, los juzgados, los poli- cías, las instalaciones de radio y televisión, Telefónica... Cualquier sitio donde puedan hacer daño y causar terror».

El portavoz del PSE en Elgoibar, Ovidio Campello, sí vio preciso hacer un llamamiento a Lakua para que intensifique la vigilancia policial porque atentados así «no pueden ocurrir». Javier Balza compareció rápidamente en Gasteiz para anunciar el reforzamiento del control.

Las convocatorias de denuncia se aplazaron a hoy. El alcalde del PNV, Alfredo Etxeberria, reveló que hoy habrá una reunión de la Junta de Portavoces y sendas concentraciones: al mediodía ante el ayuntamiento y a las 19.00 ante la sede del PSE. Respecto a la moción que aprobarán, Etxeberria no dudó en anticipar a los medios que «no ha- brá mayor problema, dado que ANV no está en el Ayuntamiento». Se establecerá además un servicio de atención a los vecinos cuyas propiedades hayan sufrido algún desperfecto.

El alcalde se felicitó en paralelo de que no hubiera daño físico alguno: «Al fin y al cabo, lo material se repone», expuso.

Balza y Rubalcaba

En su comparecencia en la sede de Lehendakaritza, el consejero Balza intentó trasladar que hay avances en la investigación de estos atentados, aunque de modo poco claro. Así, expuso que se dispone de «una cierta idea o análisis compartido entre las tres policías sobre la infraestructura a las que nos estamos enfrentando». Del mismo modo, argumentó que «existen identificaciones de alguno de los liberados que podían estar trabajando en estos atentados contra las Casas del Pueblo».

Mirando ya para adelante, Balza se comprometió a «reforzar lo ya reforzado» y expuso que en este terreno «no se van a escatimar esfuerzos ni medios». No obstante, el mandatario de la Ertzaintza quiso añadir que el control especial del PSOE no supondrá «bajar la guardia con los demás objetivos amenazados».

Pese a exponer este cuadro, tanto Balza como el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, reiteraron mensajes sobre la «debilidad» de ETA. El consejero de Lakua dijo textualmente que su capacidad «está claramente limitada a su propia pervivencia, con el único objetivo de causar daño. Están agotados en sí mismos». El ministro de Rodríguez Zapatero, por su parte, afirmó por su parte desde Madrid que «ETA sabe que está ya derrotada. No le queda más remedio que decidir en qué momento pone fin a la violencia», consideró Pérez Rubalcaba.