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Rice se presenta en Irak para apoyar al Gobierno en su ofensiva contra al-Sadr

La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, llegó ayer Bagdad en una visita sorpresa para apoyar a lo que denomina el nuevo «núcleo» político iraquí, formado por los líderes suníes, chiíes y kurdos, contra las milicias, al día siguiente de que el clérigo Moqtada al-Sadr advirtiera al Ejecutivo con una «guerra abierta hasta la liberación» si no adopta el «camino de la paz». El Gobierno de Nuri al-Maliki respondió que no tiene «nada que negociar» con al-Sadr.

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Nada más descender del avión, Condoleezza Rice manifestó su total apoyo a la gestión del Gobierno que lidera el primer ministro chií, Nuri al-Maliki, contra el movimiento del clérigo Moqtada al-Sadr. La secretaria de Estado de EEUU señaló que «nunca los líderes suníes, kurdos y chiítas que no tienen vínculos con estos grupos especiales (milicias como la de al-Sadr) han trabajado mejor juntos».

Durante su estancia en Bagdad se entrevistó con al-Maliki, el presidente, Yalal Talabani, y otros líderes políticos. Analistas locales han coincidido en señalar que su presencia tiene por objetivo alentar a las fuerzas suníes y kurdas a que respalden con mayor fuerza al Ejecutivo de al-Maliki, en un momento crítico por su enfrentamiento con Moqtada al-Sadr y su milicia, el Ejército del Mahdi.

La visita sorpresa de Rice a Irak se produjo tan sólo un día después de que el clérigo chií amenazara con romper la tregua que el Ejército del Mahdi mantiene desde hace siete meses si no cesa la ofensiva de las tropas iraquíes e invasoras en contra de su movimiento, y se enmarca en una gira por Oriente Medio que le llevará también a Kuwait, donde participará en una reunión de países vecinos de Irak, en la que también estarán presentes representantes del Gobierno iraní.

Compromiso

En su gira, Rice ya ha anunciado que presionará a los países árabes para que ayuden a proteger a Irak de la «vil influencia» de Irán, que, según la Casa Blanca, apoya a al-Sadr y a los milicianos chiíes que atentan contra las tropas de EEUU. Alegando una mejora en términos de seguridad, Washington intenta presionar a los países árabes suníes vecinos, en particular a Arabia Saudí, para que se comprometan más en Irak, pese a tener un Gobierno chiíta.

Respecto a la advertencia de Moqtada al-Sadr, la jefa de la diplomacia estadounidense declaró desconocer las intenciones del clérigo. Consideró que dado que al-Sadr se encontraría, según EEUU fuera del país, «se trata de una guerra total para todo el mundo menos para él, Sus seguidores pueden ir a la muerte y él seguirá todavía en Irán».

El comandante estadounidense en las provincias chiítas de Babel, Wasit, Kerbala y Najaf, el general Rick Lynch, amenazó con responder militarmente contra el líder chií al-Sadr si rompe la tregua de su milicia.

«Nada que negociar»

El Gobierno de Nuri al-Maliki afirmó, por su parte, que «no hay nada que negociar» con Moqtada al-Sadr. «El Gobierno tiene como objetivo a los criminales y no a una facción particular», aseguró el portavoz gubernamental, Ali al-Dabagh.

Las tropas iraquíes, con el apoyo de los ejércitos ocupantes, comenzaron el 25 de marzo la operación «Carga de la Caballería» en Basora contra quienes denominaron como «criminales», que para los sadristas son los miembros del Ejército del Mahdi, formado por cerca de 50.000 personas.

«No tenemos negociaciones ni contactos directos con el movimiento de al-Sadr, porque no hay nada que negociar con ellos, pero tampoco tenemos problemas con las facciones políticas», explicó Dabagh, quien reiteró el llamamiento a las milicias sadristas para que entreguen las armas, porque «el Estado no puede soportar la existencia de dos ejércitos».

En relación a la ofensiva del Gobierno contra el Ejército del Mahdi en Basora y Medina Sadr, el diputado sadrista Fawzi Tarzi informó ayer de que cerca de 400 personas han muerto -los últimos veinte en la noche del sábado al domingo- y 1.300 han resultado heridas en el barrio bagdadí desde su comienzo, y advirtió de que para su movimiento «todas las opciones están abiertas» si no se pone fin a esta operación.

Además, en declaraciones a CNN, denunció «una fiera campaña militar y mediática» acompañada de «una sucia conspiración política planeada y apoya- da por los ocupantes contra los partidarios de al-Sadr».

Al Qaeda

Por otro lado, el líder de Al Qaeda en Irak, Abu Hamza al-Muhajir, emplazó ayer a sus combatientes a incrementar el próxi- mo mes los ataques contra las tropas estadounidenses desplegadas en el país árabe, según informó el Grupo de Inteligencia para la Investigación de Entidades Terroristas (SITE).

El SITE dijo haber transcrito una cinta de audio de una hora de duración en la que al-Muhajir pide a sus combatientes que den «una cabeza de estadounidense como regalo para el embustero Bush», en una campaña de un mes que denominó «Ataque a la Rectitud».

manipulación

El diario «The New York Times» desveló ayer que la Administración Bush organizó una amplia operación de manipulación de los analistas militares que trabajan en televisión para obtener una cobertura favorable de la guerra de Irak.

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