Txisko Fernández Periodista
Información policial y propaganda política
La memoria juega malas pasadas, especialmente para quienes hoy pretenden presentarse en Euskal Herria y en España como los garantes del «cambio democrático». Ayer me desayuné con la «información» sobre la penúltima operación policial contra jóvenes independentistas que ofrecía Radio Euskadi siguiendo, línea por línea, la nota del Ministerio de Interior. En resumen, se hablaba de dos detenidos más durante la madrugada, que se sumaban a los diez del viernes, de las acusaciones policiales y del balance de los registros.
Más tarde, accedo de primera mano a la nota del Ministerio de Interior, en la que se aclara que la operación la ha llevado a cabo la «Brigada de Información de la Comisaría Provincial de Guipúzcoa del Cuerpo de la Policía Nacional»; hago memoria y traduzco treinta y pico años atrás: «Brigada de Información Político-Social de Guipúzcoa». Sigo leyendo: «A los detenidos se les relaciona con los principales actos de terrorismo callejero cometidos en...»; rememoro y apenas hay que eliminar el neologismo «callejero». Continúo: «En los registros, la Policía Nacional se ha incautado de: Material informático, ordenadores, CPUs y portátiles; Propaganda, pegatinas y DVDs de la organización ilegal SEGI; Teléfonos móviles; Abundante documentación para su estudio y análisis»; la traducción es sencilla si eliminamos el avance tecnológico: «En los registros, la Policía Nacional se ha incautado de Propaganda, pegatinas y folletos de la organización ilegal TAL o CUAL».
El desarrollo de la operación, según la nota, es el siguiente: «Los detenidos serán trasladados a las dependencias de la Comisaría General de Información en Madrid para ser puestos a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional»; cambio Audiencia Nacional por Tribunal de Orden Público... y todo sigue igual. Han detenido a 12 jóvenes y les acusan de estar en posesión de «una garrafa con líquido inflamable», documentación y propaganda política. ¡Ah! Y no me vengan con lo del «Estado de Derecho» porque, según recuerdo, también lo «inventó» el franquismo.