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«La Carta del Català puede ayudar a la visibilización pública de la lengua»

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Alà BAYLAC Defensor de la lengua

Alà Baylac-Ferrer es un referente en la defensa de la lengua en la Catalunya Nord. Saltó a la palestra en 1998, cuando se enfrentó al Estado francés porque le impidió poner a su hijo el nombre de Martí. La justificación que le daban: acentuar la «i» no es correcto en francés.

¿Qué valor tiene que el pasado 10 de diciembre el Consejo General de los Pirineos Orientales aprobara la Carta del Català que se compromete a fomentar esta lengua?

En primer lugar hay que subrayar que la Carta no es ninguna ley, no es un texto jurídico vinculante, ni de primer orden. Pero a pesar de esto, sí que es importante e interesante como símbolo, pues es la primera vez que la máxima institución que representa y gestiona el territorio de la Catalunya Nord reconoce públicamente que existe la lengua catalana y se compromete a tomar medidas para hacer posible su uso y que se visibilice públicamente. Significa que el mensaje de apoyo a la lengua que antes solo defendíamos los más militantes ha llegado ya a las instituciones, que son capaces de asumir este compromiso con la lengua del territorio.

Es un paso positivo, aunque no significa que todo lo que antes era negro ahora se convierta en rosa.

¿Por qué cree que este reconocimiento ha llegado ahora?

Creo que se ha dado una confluencia de dos factores. Por un lado, el mundo asociativo ha pasado de la crítica permanente a una fase de cooperación con las instituciones. Y por otro lado, se ha extendido la conciencia sobre la importancia de proteger el catalán y una cierta identidad.

Esto tiene que ver con el hecho de que las miradas se están orientando cada vez más hacia el sur desde hace dos décadas, y ya no miran tanto hacia París. Han crecido las relaciones entre un lado y otro de la frontera, tanto comerciales como sociales, entre entidades y con la Generalitat. En esto ha influido que Catalunya ha ganado prestigio económico y social. Y por contra, Perpinyà somos una de las regiones de Francia con más paro y dificultades económicas, pero Girona (la ciudad más cercana después de cruzar la frontera) vive la situación contraria, así que la gente empieza a pensar que vale la pena ser catalán.

¿Qué consecuencias cree que va a tener la Carta?

Principalmente hacer visible la política del Consell General en favor de la lengua. Esto puede servir de referente y punto de apoyo para las asociaciones, las familias y también para las administraciones locales cuando piden más concreción a favor de la lengua, en aspectos como la rotulación o una mayor presencia de líneas bilingües en las escuelas, ámbito que continua dependiendo del Ministerio de Educación en París.

¿Cuál es la situación del catalán en la Catalunya Nord?

Actualmente, sólo el 3,5% de los alumnos desde Maternal hasta la Secundaria reciben algunas clases en catalán. Aquí contamos tanto con las escuelas Bressola (de iniciativa privada que tienen como lengua vehicular el catalán) como con los colegios públicos que tiene línea bilingüe. En contraste con esta oferta, la demanda de las familias para que sus hijos reciban la educación en catalán es de entre un 40 y un 50%.

¿En qué otros ámbitos puede resultar útil la Carta?

Por ejemplo en la rotulación o en los medios de comunicación. En éste último ámbito el panorama es muy deficitario, y prácticamente lo único que existe en catalán procede del sur. Sobre la rotulación en la calle, fomentar que sea en catalán sería un paso significativo que puede ayudar a avanzar la presencia pública del catalán en las calles de Perpinyà. Aún hay un contraste enorme entre el conocimiento y el uso, que se puede empezar a superar con la visibilización pública de la lengua.

El Estado francés es muy centralizado, así que a menudo tienen que llevar sus demandas a París. ¿Trabajan con entidades de otras minorías nacionales dentro del Estado?

Sí, sobre todo con asociaciones culturales. Creamos la FLAREP (Federación por las Lenguas Regionales en la Enseñanza Pública), cuyo presidente es vasco, para hacer presión conjunta a París. Pero a pesar de este contacto permanente que tenemos, a menudo es difícil coordinarnos porque los contextos de unos y otros son muy distintos, tanto por la extensión de la lengua como por los logros conseguidos. Por ejemplo, en Iparralde un tercio de los alumnos estudian en lengua vasca, esto no sucede con ninguna otra lengua. Su ejemplo a nosotros nos ayuda a seguir trabajando. 
L.A. i P.

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