Por segunda vez en dos semanas, Occidente ha hecho causa común junto a Georgia frente Rusia, a la que acusa de exacerbar las tensiones en el Cáucaso Sur por su política de refuerzo de los enclaves irredentos de Abjasia y Osetia del Sur.

Tras el anuncio, la víspera, de un refuerzo de soldados en ambos enclaves por parte de Rusia, la OTAN denunció el «ataque a la integridad territorial» de la ex república soviética.

Con motivo de un encuentro con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, el jefe de la diplomacia de la UE, Javier Solana, definió el anuncio de Moscú de «nada prudente».

Lavrov insistió en que el refuerzo del contingente se mantendría dentro de los límites previstos por los acuerdos internacionales que instauraron fuerzas de interposición en estas conflictivas zonas.

Pese a ello, la Casa Blanca mostró su «inquietud por las informaciones que llegan de la región». Ya el 18 de abril, después de que el Kremlin anunciara un refuerzo de sus relaciones con ambos territorios, EEUU y la UE se alinearon públicamente con el Gobierno de Tbilissi.

El Gobierno georgiano acusa ahora a Moscú de preparar una «agresión militar a gran escala» y ha amenazado con bloquear la entrada de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Consejo de Europa pide cordura

El Consejo de Europa advirtió de que «las tensiones están alcanzando tal nivel que amenazan una escalada fuera de control».

Tras criticar por «incendiario» el mensaje televisivo de la víspera del presidente georgiano, Mijail Saajashvili, instó a Rusia a utilizar sus tropas para la estabilidad de la región.