La responsabilidad del PSOE, y la del PNV
La lógica hacía imposible pronosticar con antelación qué ocurriría con la citación ante el juez Garzón de la alcaldesa de Arrasate, Ino Galparsoro. Y en el proceso de involución política y democrática galopante que padece el Estado español, una vez más, la lógica salió perdiendo. Galparsoro ha sido detenida, inculpada y encarcelada bajo la genérica acusación de «colaboración con organización terrorista». ¿La causa? Haber convocado el pleno para debatir la moción «ética» promovida por PNV y PSOE.
Mejor dicho, la verdadera causa del encarcelamiento de la primera edil de Arrasate sólo puede ser el haber derrotado con la fuerza de la voluntad popular esa moción y, con ello, haber dejado en evidencia las miserias de unos y las ambiciones de otros. Miserias y ambiciones que se dan la mano en la ofensiva puesta en marcha desde las cúpulas de PNV y PSOE, pero que, tal y como se pudo comprobar ayer mismo en Eskoriatza, van quedando al descubierto pueblo tras pueblo.
Convocar elecciones, eliminar previamente a tu adversario y no aceptar el resultado allí donde no has podido hacerlo es el equivalente a apostar y no pagar cuando se pierde. Exigir que se debata una moción en un ayuntamiento y, visto que el resultado no ha sido el deseado, encarcelar a la alcaldesa por haber organizado el pleno que tú mismo le has obligado a convocar es sinónimo de trampa. Todo el mundo entiende estos conceptos básicos, que se aprenden en las ikastolas. Todo el mundo menos los «submundos» políticos, mediáticos y judiciales españoles. Mundos en los que la lógica humana aparece diariamente desbordada.
La situación que se vivió ayer en Madrid tiene responsables directos. Por un lado, el PSOE, que, a través de la Fiscalía, pretende ganar por vía judicial una batalla que ha perdido políticamente una y otra vez en Euskal Herria; por otro, el PNV, que ejerce de cicerone en la marcha orangista del PSOE por tierras vascas. Ellos enarbolaron la bandera de la «ética» y ahora el PSOE les zarandea con el palo de la misma. Es urgente que el PNV asuma el error de supeditar su estrategia a los designios del Gobierno de Zapatero. El PSOE sólo pretende darle el abrazo del oso pero, mientras tanto, los zarpazos los recibe la izquierda abertzale y, en general, la sociedad vasca. Una sociedad que es conducida a la desolación sin que los que dicen ser sus representantes hagan nada. La dignidad de Galparsoro contrasta con la desidia y la falta de credibilidad de Urkullu e Ibarretxe.