El CSKA de Moscú es el principal favorito para la cita de madrileña de la Final Four. El conjunto dirigido por Ettore Messina muestra un compendio de talento, experiencia y solidez que lo vuelven, sobre todo tras la inesperada eliminación del Panathinaikos en el Top-16, en el rival a batir. Sin embargo, saber gestionar esa presión de ser el favorito puede ser una poderosa fuerza que se alíe con el Tau Baskonia.

Llegar a jugar una Final Four es casi como ganar un título, aunque claro, en Gasteiz igual lo tomarán como una rutina. Pero luego hay que ir partido a partido para ver hasta dónde te permite llegar la competición.

El Tau Baskonia tiene, a priori, el rival más feo. Por muchas vueltas que se le puedan dar a los equipos clasificados, el CSKA de Moscú es el favorito de todo el mundo. Bueno, desde el principio de temporada todo el mundo tenía como principales candidatos al CSKA y al Panathinaikos y, con la eliminación del PAO griego, el conjunto ruso gana aún más puntos en ese favoritismo.

Solidez. El CSKA parte desde una defensa sobresaliente, pero se trata de una defensa sobresaliente en cuanto que equipo. Digamos que las debilidades parten más desde las individualidades; es decir, en jugadores concretos, pero como equipo defienden de forma sobresaliente: ayudándose, colaborando entre ellos, cerrando esas citadas debilidades de los compañeros... Su defensa en equipo, su juego en equipo, en suma, es uno de sus puntos fuertes, y es en la defensa donde más y mejor se traslada.

En ataque también la colaboración entre los jugadores. Se trata de un equipo con jugadores que saben pasar muy bien el balón, muy por encima de la media. A pesar de tener a varios jugadores de una calidad extraordinaria, son capaces de dejar aparte cualquier egoísmo y pueden pasar el balón, asistir a sus compañeros, tienen paciencia... siempre en busca de un mejor tiro. Más allá de sus grandes individualidades, la mejor virtud del CSKA es que es un equipo muy sólido. Ello supone que sea un equipo más «diésel», sin grandes tirones, pero de forma machacona.

La gestión de Ettore Messina ha materializado un hecho realmente complicado, de forma que el CSKA de Moscú se vuelve en un rival aún más poderoso: la conjunción de talentos.

A diferencia de otros equipos, donde hay un referente claro al que se agarra el equipo en los momentos críticos, el equipo moscovita tiene varios jugadores de esas características. Decir que, por ejemplo, Matjaz Smodis es el jugador más determinante del CSKA es injusto. Y el esloveno lo es, porque es un interior capaz de defender, capaz de hacer daño en ataque tanto por dentro como por fuera, y por tener un carácter ganador muy por encima de la media. Pero también podríamos hablar de Papaloukas, de Trajan Langdon, de Siskauskas... Son demasiados jugadores con unas características similares: con un carácter ganador y que, además de tener carácter y de tener calidad, tienen esa capacidad de entender tanto el baloncesto, a un nivel tan exageradamente alto, que son capaces de «esconderse» en un momento para que otro jugador sea el protagonista. Como para destacar a uno sólo. El mérito es ver cómo han llegado a eso; cómo el entrenador es capaz de gestionar esas estrellas con esa calidad para que jueguen en equipo, y muy bien.

Da igual qué jugador esté en cancha, porque no se nota ningún bajón. El CSKA emplea más efectivos que en años anteriores, pero la forma de jugar es igual. En el momento en que Papaloukas asume el puesto de base saliendo del banquillo y el puesto de escolta de Langdon lo suplen con Holden, no sólo mantienen el nivel del quinteto inicial, sino que lo suben.

Por otra parte, sí tienen un jugador como Andersen, de un potencial ofensivo enorme, pero que sufre en su defensa individual. En esos momentos sí pueden suplir esas carencias de Andersen dando entrada a otros jugadores como Goree o Van Der Spiegel. Éstos dos, sobre todo en el caso de Goree, renuncian a su rol de jugador talentoso, pero sigue siendo capaz, aunque de forma inconsistente, de anotar desde lejos y con algunos movimientos interiores hacia su mano derecha, como demostró en Treviso, le dan una enorme estabilidad e intensidad al CSKA en rebote y defensa.

Su juego de equipo y su carácter reducen sus puntos débiles, pero Andersen, por ejemplo, es alguien a quien se puede hacer sufrir en defensa. El hecho de que no esté Andersen puede trastocar los planes de Messina, si es que se encuentra en el banquillo por faltas o por cansancio. Otro punto débil es la defensa de Papaloukas, que se vale más de la inteligencia que de la capacidad, por lo que hay que hacerle sufrir, provocarle faltas, involucrarlo en defensa.

Hay que buscar, ante todo, que las figuras del CSKA lleguen a los últimos minutos cargados de personales o con un trabajo defensivo agotador. Tal vez, a través de bloqueos directos o combinaciones de bloqueos, habría que involucrar a estas estrellas -Langdon, Siskauskas...- en el esfuerzo defensivo. Ellos se saben claves y en algún momento cederán.

Por último, el Tau debe valerse del favoritismo del CSKA. A pesar de que son jugadores de carácter y experimentados, los de Messina este año, en la Copa de Rusia y ante Olympiacos en el primer partido de cuartos, demostraron tener dudas por no saber gestionar la presión. Es el CSKA contra los otros tres. Confío en que el Tau sepa mantener un marcador igualado, sin descolgarse en los malos momentos, porque al final la presión del favorito le va a afectar al CSKA.