Adaptación de una de las tres novelas cortas que Honoré de Balzac incluyó en «Historia de los Trece», que, a su vez, pasó a formar parte de su magna obra «Comedia humana». Eran textos enmarcados dentro de la proliferación de las sectas secretas durante el periodo histórico de la Restauración Monárquica, que siguió a la caída del emperador Napoleón con la vuelta de los Borbones al trono francés. El siempre experimentador Jacques Rivette, cerebro en la sombra de la Nouvelle Vague, encuentra un campo abonado a su mundo de sugerencias en ese secretismo que impone un doble lenguaje. La narración empieza por el final, porque al veterano cineasta no le importa el desenlace, prefiriendo recrearse en el tiempo suspendido por el que transcurre el relato previo. Guillaume Depardieu encarna al amante constante que no arroja la toalla, pese al rechazo de que es objeto por parte de la duquesa. El actor adecua su cojera, producto de un accidente de moto, a las heridas de guerra del personaje, un héroe de África que se arrastra como alma en pena por los salones de París. Así, le vemos primero acudiendo al convento mallorquín en el que su amada se ha recluido para romper con el obsesivo pasado que les unió.