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...que me ha robado el corazón

«Mi novio es un ladrón»

Hollywood trata de recuperar para la taquilla a Antonio Banderas y Meg Ryan, con una comedia de acción y romance en la que la pareja se convierte en la caricatura moderna de Bonnie and Clyde.

M. INSAUSTI | DONOSTIA

Cuando las carreras venidas a menos de dos estrellas de Hollywood que han perdido su brillo se juntan, la pareja resultante puede ser temible, no sé si tanto para la taquilla, pero sí para la salud mental del espectador. La actriz Meg Ryan no es ni sombra de lo que fue y, por su parte, Antonio Banderas bastante tiene con sus negocios varios por la costa marbellí. Y, como ya no están para otra cosa, quieren hacernos reír, supongo que por no dar pena.

El trailer promocional de la película es patético, afirmación extensible a la puesta en boca de quienes se han atrevido a ver todo el metraje entero y han sobrevivido para contarlo.

Ella es una ama de casa disfuncional echada a perder, porque en las primeras escenas la actriz de «Cuando Harry encontró a Sally», a la que todavía recordaba Isabel Coixet por su habilidad para fingir un orgasmo, aparece con las consabidas prótesis que la hacen gorda y de aspecto descuidado. Su retoño, que es un agente del FBI interpretado por el hijísimo Colin Hanks, se lleva el susto de su vida cuando se la reencuentra después convertida en una mujer fatal, que se ha liado con un ladrón de guante blanco, y ahí entra Antonio. La gracia del invento debería residir en la combinación de acción y comedia familiar o romántica, ya que el chico tiene que espiar a su propia madre, aunque para sus superiores se encuentra realmente en misión de vigilancia al amante.

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