Crónica | En las calles de Arrasate
«Esta es la `vendetta' contra Ino, pero la llevan clara»
Ino Galparsoro es la única prisionera política en el módulo de preventivos de Soto del Real. Pero sabe que no está sola. En Arrasate difícilmente se puede encontrar a alguien que defienda «la vendetta» realizada en su contra. Más de mil personas se manifestaron de nuevo ayer.
El miércoles por la mañana, aunque arropada por sus allegados y amigos, la alcaldesa de Arrasate no llevó a Madrid más vestimenta que la puesta. Incluso su hija se despidió con un sencillo beso y un «gero arte». El presidente de ANV, Kepa Bereziartua, como detalle, compró un ramo de flores para entregárselo al finalizar su comparecencia en la Audiencia Nacional. Bereziartua, al anochecer, volvió con el ramo a Euskal Herria. Mientras, Galparsoro era enviada a Soto del Real con un forro polar que pudo introducir un amigo.
Y es que nadie podía dar crédito a que «pudieran llegar a tanto». Agustín, con sus 57 años a cuestas, lo equipara al modo en que se mofó antes el propio Aznar, con su famoso «¿creían que no nos íbamos a atrever?» tras el cierre de ``Egin''. Este arrasatearra no tiene ninguna duda sobe «la vendetta» que PSOE y PNV han llevado a cabo en su pueblo, y apunta que eso «todo el mundo lo sabe, incluso ese señor que quiere ser alcalde de Mondragón», en referencia al portavoz del PSE. «Esperemos que a alguien se le encienda alguna luz», confía.
Afable, con un trato «goxua»
Eneko, de 24 años, subraya que las puertas del Ayuntamiento han estado abiertas de par en par para los arrasatearras con Ino Galparsoro. Por su actividad cultural ha tenido relación directa con ella y la describe como afable, con un trato «goxua» y respetuosa. Un talante humano y cercano que ya quedó de manifiesto ante decenas de periodistas durante la sesión plenaria en la que se trató la famosa «moción ética».
Seguramente ni la propia concejala del PP de Arrasate se atrevería a contradecirlo. Aun tratándose de una moción expresa contra ella y su equipo de gobierno, Galparsoro dejó la opción de que cualquiera tomase el micrófono. Cuando le llegó el turno, un arrasatearra comenzó a dar su opinión, y entonces todos los dirigentes del PSE iniciaron una desbandada. El gesto enfadó, y mucho, a simpatizantes de la izquierda abertzale, pero la alcaldesa se levantó, tomó el micrófono y les rogó que los dejaran que se marchasen «en paz» y evitaran polémicas, de modo que se pudiera escuchar lo que quería manifestar su convecino. Después, en el exterior, quedó patente el cariño de muchos arrasatearras que la recibieron entre aplausos, abrazos y besos.
Garikoitz, de 33 años, ve «vergonzoso» este «ataque. Es una brutal agresión contra el pueblo». «¡La alcaldesa, en la cárcel!», clama antes de explicar que «la gente está harta, enfadada, y por eso se moviliza». Y José Ramón, de 62 años, afirma, con claras muestra de hastío, que «PSOE y PNV la llevan clara; no tienen nada que hacer y cuanto mayor sea el ataque, mayor tendrá que ser la respuesta».
Todos, eso sí, coincidían en su esperanza de que Ino Galparsoro esté de vuelta en el pueblo y en la Alcaldía, «que es para lo que la eligió el pueblo». Nadie estaba ayer para «echar cohetes». Trasladaron una vez más su enfado en la manifestación que se llevó a cabo a las 19.00, después de la asamblea informativa que volvió a repetirse. Pese al puente festivo, tras la pancarta que rezaba «Ez duzue herria ixilduko. Ino askatu!» más de mil personas respaldaron a la primera edil. De nuevo acudió la Ertzaintza, que identificó a una persona, pero optó por no molestar más a los ya de por sí enfadados arrasatearras. Mañana, sábado, tocará otra vez volver a salir a la calle.