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El Primero de Mayo y los grandes retos del sindicalismo

Miles de personas respondieron ayer, Día Internacional de la Clase Trabajadora, a las diversas convocatorias de los sindicatos en diferentes puntos de Euskal Herria. Este Primero de Mayo ha estado marcado por la crisis económica que afecta principalmente a los ciudadanos más desprotegidos, víctimas de una cada vez mayor precariedad. También por la mayor presión que los sindicatos se están viendo obligados a ejercer ante la incesante sangría que suponen los accidentes laborales, sin que la patronal y las administraciones se den por aludidas. Por otro lado, son recientes las tímidas apariciones unitarias en cuestiones como los ataques del Gobierno de Lakua a la labor sindical.

Los trabajadores, y el sindicalismo en particular, tienen ante sí un enorme reto en este mundo globalizado en el que los derechos laborales han sufrido un palpable retroceso. Las condiciones laborales día a día se tornan más penosas con el beneplácito de gobiernos e instituciones internacionales, con leyes y actitudes que, lejos de garantizar los derechos de los trabajadores, tienen como única misión proteger los intereses empresariales, que no son otros que el máximo beneficio. Un reto que consiste en hacer frente a un modelo económico que posibilita la creación de abundante riqueza pero cuyo reparto enriquece cada vez más a unos pocos y deja a la gran mayoría en una cada vez mayor penuria. Un modelo neoliberal capaz de convivir con hambrunas, epidemias cuya curación no es alcanzable por los miles y miles de personas que las padecen...

El sindicalismo vasco tiene, además, otro reto, como es la consecución de un marco de relaciones laborales propio, para lo cual es imprescindible un cambio político que lo posibilite y por el que no parecen apostar las diversas administraciones existentes en Euskal Herria. Al igual que los estados, los gobiernos de Gasteiz e Iruñea apuestan por el modelo neoliberal que, con crisis o sin ella, pide sin cesar moderación salarial, recorta sin límite la protección social, privatiza los servicios cuyo carácter social ignora, ya que es incapaz de entenderlos sino como negocio... Grandes retos que exigen una profunda reflexión y un replanteamiento de la lucha sindical.

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