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Fede de los Ríos

La Injusticia y sus palmeros

De entre toda la caterva de jueces y fiscales que existen en España, al parecer no hay ni uno sólo al que la actuación de su colega contra la alcaldesa de Arrasate le parezca irregular. De ahí su silencio.

Cierto que a la muerte de Franco no hubo depuración alguna en el Poder judicial. Y cierto también que algunos juristas colaboradores de una de las dictaduras más miserables que ha dado la historia siguen en activo. Pero que no haya no ya diez togados, como en Sodoma, sino uno sólo que denuncie la arbitrariedad ante la que nos encontramos, clama al cielo.

¿Qué vendrá después? ¿El destierro a ultramar? ¿La esterilización eugenésica? ¿La pedagógica hoguera en plaza pública? Más práctico y barato resultaría un GAL. Después se harían mociones de condena en cada una de las instituciones y aquí paz y después gloria.

Aquí y ahora, alguno de los palmeros del coro inquisitorial se llama Andana y dice que éticamente moción sí pero, que el encarcelamiento, uhmmm..., estéticamente resulta un poquito feo.

También hay analistas políticos, psicopatólogos profundos, como Mikel Irujo, que dice: «el principal beneficiario de esta situación es, una vez más, ANV porque tiene la posibilidad de hacerse el mártir y eso le encanta».

Es decir, que a uno lo ilegalicen, le rompan la crisma por manifestarse y lo encarcelen sin juicio alguno, al parecer de este licenciado por la Universidad del Opus, da más gustirrinín que los cilicios. Pues nada, aquí servidor está dispuesto, siempre que él lo tenga a bien, a esforzarse en la satisfacción de sus ocultos deseos. Que no está bien que solamente disfruten unos, los viciosillos de siempre, mientras otros se lo pasan tan mal venga a sufrir. Yo me comprometo a hacer de Sade si tú, Mikeltxo, entre pieles, haces de Masoch. Prometo absoluta discreción. Venga, tonto, ¡anímate!

Mientras tanto a los palmeros y corífeos, abertzales y progresistas todos, que únicamente buscan el bien del pueblo, sólo dedicarles el poema de Erich Fried «¡Ay esos tibios!».

Quienes abogan por las guerras sin malos tratos, por las ejecuciones sin crueldad, por las condenas sin ejecución, por el encarcelamiento sin maltrato, por los interrogatorios sin torturas, por las torturas sin daños permanentes, por la explotación sin consecuencias graves... Benditos sean sin bendición o malditos sean sin maldición.

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