Las distintas salas de la Ciudadela de Iruñea acogerán hasta junio las instalaciones de arte contemporáneo de Mabi Revuelta, Nicolás Alba y Patxi Araujo.

Así, «A day in the races (Un día en las carreras)» es el vídeo documental y la instalación que Revuelta presenta en el Polvorín y en la que refleja «los conceptos de uso y pérdida del animal en las carreras», según aclaró la propia autora. El origen del proyecto fueron las radiografías de las patas y pezuñas de caballos a punto de retirarse y el «ritual injusto de tener que sacrificar un pura sangre» en una empresa en la que se mueve tanto dinero y que «no es tan diferente de la industria del arte o de cualquier otra que genera el ser humano».

Como en la película homónima de los hermanos Marx, a la que la autora quiere homenajear, Revuelta apostó durante el rodaje en los hipódromos irlandeses de Sligo y Galway, siempre dos euros al caballo ganador. La exposición se completa con una instalación que recrea el ambiente de una sala de apuestas, así como con cinco fotografías que realizó para este montaje en el hipódromo de La Zarzuela de Madrid. El Pabellón de Mixtos por su parte, acoge la obra del madrileño afincado en Iruñea Nicolás Alba, una serie de esculturas en hierro que «abordan el estado de transición como símbolo de encuentros potenciales, de viajes al otro lado e incursiones a mundos inmateriales».

La muestra se compone de una parte figurativa que «representa personajes que contemplan el espectáculo de la vida» y la otra, que son trece puentes con significado «de tránsito, de crecimiento en la vida». «Soy de los que piensan que el artista no tiene tanto protagonismo como la obra y que el arte se muestra a través de nosotros como mero instrumento», aclaró Alba.

Una exposición cada diez días

Por último, Araujo ha instalado en el Horno «La tercera Ley de Clarke», que enuncia que «toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia», y rinde así homenaje póstumo a este autor. Se trata de una serie de seis montajes diferentes que se irán alternando cada diez días.

Los seis montajes están relacionados, porque tienen un sentido de interactividad; «se trata de un espacio en el que el espectador con su movimiento y sus desplazamientos genera la imagen y el sonido de la exposición que está viendo» mediante la utilización de luces infrarrojas.