El Alavés disputa esta tarde un partido fundamental de cara a sus aspiraciones. No sólo porque los tres puntos le dejarían a apenas un par de victorias de la permanencia matemática, sino porque, además, aumentarían la brecha respecto a un Xerez más hundido en el descenso.

Claro que tan suculenta sería la consecuencia de un triunfo, como preocupante la de una derrota: los albiazules se verían obligados a sumar la mitad de los puntos en juego de aquí a final de temporada, permitirían al propio equipo andaluz atraparles en la clasificación y, dependiendo del resto de resultados, podrían acabar la jornada de nuevo con la espada de Damocles pegada a la nuca.

Menos dudas que nunca, por tanto, respecto al objetivo de los gasteiztarras, que viajaron ayer a Xerez. Pablo Casar formó finalmente parte de la expedición, aunque el propio José María Salmerón veía complicado su concurso, al menos de inicio, lo que le ha obligado a «pensar algunas soluciones de emergencia».

En principio, esa solución pasará por colocar a Adrián Pinilla como compañero de Tarantino en el centro de la defensa, en lo que supondría el debut del joven jugador con el primer equipo albiazul. La lesión de Coromina, además, propiciará el regreso de Edu Alonso al once, con el cambio de banda de Calderón. El resto del equipo será el mismo que se impuso al Elche.