Me gustaría poder hacer un análisis político de lo que sucede ahora mismo en Euskal Herria, pero me falta información y conocimiento. Sin embargo no me faltan argumentos ni conocimientos para hablar de sentimientos colectivos, de la indignación del pueblo vasco ante tanta barbaridad. Es descomunal, injusta y descarada la actuación española contra los dirigentes de la izquierda abertzale. Y es aún más condenable que partidos que dicen ser nacionalistas, que proclaman que se respete la decisión del pueblo, no sólo hacen oídos sordos ante estos hechos sino que se prestan a estas artimañas de estado de excepción. Permitiendo lo que no debemos permitir, son parte activa de la arbitrariedad política y policial contra su pueblo; están creando un clima de dolor, de deseos de venganza y anhelo de justicia; y están dividiendo a un pueblo que puede presumir ante el mundo de ser un pueblo con grandes dotes sociales, trabajador, luchador, solidario, organizado; un pueblo al que poco a poco se le ha engañado, agredido, dividido y confundido, haciéndole creer que el problema es ETA y el terrorismo, cuando el problema real es la falta de democracia y las pocas ganas de los políticos de solucionar el conflicto. Lo peor que podría ocurrir es que partidos vascos y españoles se unieran para atacar a la izquierda abertzale. Grandes y perversos intereses les motivan a ello. Es como entregar en charola de plata al País Vasco. No sólo están traicionando al pueblo vasco, sino que lo están vendiendo al mejor postor. Y por si fuera poco, lo están «limpiando», quitando del poder y de cualquier participación política, torturando, deteniendo, encarcelando y señalando injustamente a cualquiera que sea de la izquierda abertzale. Condenando a jóvenes a pasar su juventud en la cárcel están haciendo daño a mucha gente, sembrando más terror político del que se puede permitir, están creando una energía especial de confusión, descontento e impotencia. Todo esto requiere una terapia social, una sanación política a tiempo, antes de que sea tarde y de que el Estado español consiga adueñarse no sólo del territorio vasco, sino de las mentes confundidas de los vascos.

Este es tema del que sí puedo hablar, de emociones y sentimientos individuales y colectivos, de sensaciones de rabia e impotencia, de agotamiento mental y físico, de miedo, de tristeza, de soledad, de enfado, de apatía y desmotivación, de deseos de venganza y de justicia.

Y ante la queja, las propuestas. Entre ellas está la de organizarnos para denunciar internacionalmente las barbaridades e injusticias que el Estado español está cometiendo, las que están cometiendo y permitiendo los partidos vascos. Mi compromiso es dar a conocer esto en México y Latinoamérica, reivindicar junto con los agredidos, luchar y resistir, no callar ni quedarme quieta ante la injusticia.

Mi deseo es que haya políticos en nuestros países de origen que intercedan, así como políticos españoles y vascos con inteligencia y conceptos claros de justicia, y que pronto entre todos podamos salvar y reconstruir con justicia Euskal Herria.