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Graham, el ex entrenador de Marion Jones, también se sienta en el banquillo

Trevor Graham, el hombre que prendió la mecha que terminó destapando el caso de los laboratorios Balco, se sienta en el banquillo. El ex entrenador de Marion Jones, Justin Gatlin y Tim Montgomery, como sus afamados pupilos, no ha podido escapar a los escándalos de dopaje.

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Miren SÁENZ

Trevor Graham, el ahora desahuciado entrenador que dirigió las carreras de algunos de los más famosos atletas estadounidenses también caídos en desgracia, se sentará en el banquillo de los acusados el día 19. El preparador jamaicano está acusado de mentir a los agentes federales sobre su participación en el dopaje de sus discípulos así que la vista promete convertirse en un largo desfile de nombres famosos de la velocidad, algunos de los cuáles declararán contra él.

El principal testigo de la acusación es Ángel Guillermo Heredia, proveedor de sustancias dopantes y levantador de pesas, que tiene intención de contar cómo proporcionó al jamaicano EPO (eritropoietina) antes de los Juegos Olímpicos de Sydney'2000. También está Antonio Pettigrew (oro en 4x400 en Sydney), que según el informe fiscal ha admitido que consiguió de Heredia sustancias prohibidas que luego consumió para mejorar su rendimiento deportivo con el conocimiento de Graham.

Dennis Mitchell, bronce en 10o metros en Barcelona'92 y suspendido seis años después por sus anormales niveles de testosterona, tiene ahora 42 años y acusará a Graham de haberle proporcionado hormonas de crecimiento. Pero la lista es mas amplia aunque no incluye a Marion Jones y Tim Montgomery, la ex pareja con la que empezó el calvario de Graham cuando ella dominaba el sprint sin concesiones y él llegó a batir el récord mundial de los 100 metros, después borrado. Los dos están en la cárcel. Jones, desposeída de sus cinco medallas olímpicas, cumple seis meses por mentir en la investigación de dopaje. El padre de su primer hijo ha sido recientemente detenido por tráfico de estupefacientes, concretamente de heroína. Y el culebrón sigue arrastrando nombres, el último en salir a relucir es el de Maurice Greene, de otra cuadra la de John Smith. El ex campeón olímpico y mundial, ya retirado, lo ha negado todo.

Graham, que se enfrenta a una pena de 15 años, se ha declarado no culpable de testimonio falso pero no lo tendrá fácil para salir airoso de un asunto que salpicó de lleno a la élite del atletismo estadounidense y afectó de lleno a su credibilidad. El jamaicano, ganador de la plata olímpica con el relevo de 4x400 en Seúl, se dedicó tras su retirada a labores de entrenamiento para terminar dirigiendo al Sprint Capitol USA, un equipo de una decena de atletas que incluía a campeones olímpicos, mundiales y recordmans con los que rozó la gloria.

Abandonado por Jones y Montgomery, cuando eran pareja, Graham destapó la caja de los truenos el día que en venganza envió una jeringuilla a la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA) rellena de THG, un esteroide sintético hasta entonces indetectable. A partir de ahí estalló el escándalo de los laboratorios Balco y comenzaron las encarcelaciones -el propietario Victor Conte ingresó en prisión- y las suspensiones.

Pagar la factura

Los primeros damnificados fueron Kelly White, campeona mundial de 100 y 200 meen 2003 y el británico Dwain Chambers, plusmarquista europeo del hectómetro que todavía está pagando las consecuencias. Chambers cumplió su periodo de sanción de 2004 a 2006 y retornó a la competición durante el invierno, pero las autoridades deportivas de su país no están por la labor y acogieron con frialdad su medalla de plata en los 60 del último Mundial indoor de Valencia. También empezaron los castigos por «testimonio, colaboración o chivateo», así que los que oficialmente nunca habían dado positivo como Montgomery, primero, o Marion Jones -positivo de EPO luego negado por el contraánalisis- después, han ido ampliando la lista de inculpados hasta en algunos casos reconocer sus pecados.

Chambers no estará en Beijing porque el reglamento de la BOA (British Olympic Association) no permite la inclusión en el equipo olímpico a los condenados por dopaje. Así que mientras el inglés continúa luchando porque se revoque la norma y sueña con Londres'2012 se quita la adrenalina jugando a rugby. Graham vio volver el boomerang. Dejaron de invitarle a las reuniones y fue inhabilitado para acceder a cualquier instalación del comité olímpico yanqui.

Ahora, con los americanos desconfiando de todo y los jamaicanos poniendo cerco al récord mundial -Asafa Powell, 9.74 en 2007 y Usain Bolt, 9.76 en 2008, los dos más rápidos de la historia- surgen las palabras del velocista alemán Tobias Unger: «En realidad, los 200 metros en Beijing no se pueden ganar sin estar dopado». Lo dice un finalista.

 

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