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Escalada Apertura en Nepal

Calentando en la norte del Tengkampoche

Ueli Steck y Simon Anthamatten se hacen con la primera a la cara norte del seismil nepalí. Esta escalada les ha servido como aclimatación para su objetivo de la sur del Annapurna

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Los planteamientos de algunos alpinistas internacionales de primera fila son realmente espectaculares. Mientras la mayoría que se acerca a escalar algún ochomil, sea de la dificultad que sea, se aclimata en la misma montaña; otros, como es el caso de los protagonistas de esta crónica, ponen su maquinaria a punto en escaladas de importante envergadura, aunque la montaña elegida sea de menor altura y no en las laderas del objetivo propuesto.

Sabíamos que la cordada suiza formada por Ueli Steck y Simon Anthamatten tenían sus miras puestas en la impresionante cara sur del Annapurna. Lo que no teníamos constancia era de que antes de llegar al Santuario del Annapurna, justo enfrente del objetivo y muy cerca de donde se monta el campamento base, se iban a «pasear» o aclimatar en una cara norte, muy técnica por cierto, de un seismil: el Tengkampoche (6.487 m).

Pues bien, en vez de coger la dirección hacia Pokhara y de allí hacer el pertinente trekking hasta el Santuario del Annapurna, se dirigen hacia Namche Bazar para escalar el citado objetivo, que se encuentra situado en pleno corazón del Valle del Khumbu nepalí. Finalmente, en el segundo intento, esta fortísima cordada suiza se lleva la primera a la cara norte del Tengkampoche. La ruta abierta en estilo alpino, lleva de nombre Chekmate, una línea de 2.000 metros de recorrido y unas dificultades de VI, M7+ (M6+, A0), 85º. Y como si no fuera con ellos, por simple preparación-aclimatación para el verdadero reto que tienen entre manos: la cara sur del Annapurna.

Dos alpinistas de una gran calidad tanto a nivel individual, como ha demostrado Steck, como en cordada. Escaladores muy técnicos, fuertes y que literalmente corren por las paredes. Y decimos eso último, ya que durante el pasado invierno cada uno por su parte se ha dedicado a romper los cronos de velocidad en la cara norte del Eiger (Alpes). Anthamatten se ataba la cuerda junto al también suizo Roger Schali, y en enero, esta cordada firmaba la ascensión más rápida en equipo de la ruta clásica de 1938: 6 horas y 50 minutos. Mientras tanto, Steck, éste en solitario, pulverizaba su récord anterior y lo dejaba en 2 horas, 47 minutos y 33 segundos.

Dos intentos

Como hemos adelantado, los suizos han necesitado dos intentos para embolsarse la primera a la norte del Tengkampoche. Según comenta Steck, ambos necesitaban un revulsivo antes de darle al objetivo principal del Annapurna: «Decidimos ir a Namche Bazar y darle un tiento al seismil acordado. La verdad es que para ese primer intento las energías de ambos no estaban muy cargadas. Lo intentamos, aunque sabíamos que nos pillaría el mal tiempo. Comenzamos a escalar el 10 de abril. Salimos a las 4 de la madrugada. El comienzo era bastante halagüeño, ya que hacía buen tiempo y el viento no soplaba fuerte. Las previsiones adelantaban que al principio tendríamos viento pero sin precipitaciones y que con el transcurso de los días nevaría. Llevábamos poco equipo. Comida para cuatro días, y saco para compartir. Nada de tiendas».

Van rápidos, y para las 8 de la mañana están en una cómoda plataforma. Por delante, seis tiradas muy técnicas a 60 metros. La escalada es expuesta, y la cordada decide aprovechar todo el material que lleva consigo: 14 clavos, 3 camalots, 6 fisureros... Una verdadera aventura por delante, con tramos de roca y mixto que exigen mucha precaución y buenas dosis de técnica. Los protagonistas afirman que en dichos largos emplearon mucho material y que a las reuniones llegaban con lo justo. Hacia las 5 de la tarde terminaban las secciones más duras. Vivaquean en una plataforma bastante cómoda pero al mismo tiempo expuesta.

Al día siguiente, aunque el tiempo no les acompaña, deciden seguir: «Son las dos de la tarde y nos encontramos a 6.000 metros de altura. Ya hemos escalado 1.200 metros de esta salvaje pared, pero el viento es muy fuerte y sufrimos constantes coladas de nieve. En ese momento nos decantamos por la retirada. El descenso a base de rápeles fue bastante duro, pues desde arriba caían constantemente avalanchas de nieve. Por fin llegamos a la base de la pared sanos y salvos».

Once días después, el día 21, Steck y Anthamatten optan por un segundo intento. Tras dos vivacs, llegan al final del headwall o sección más dura de la pared, a 6.350 metros. Otro vivac, éste en la afilada cresta cimera, y hacen cima a las 7:15 de la mañana del día 24.

Tras esta primera a la norte del Tengkampoche, la cordada suiza tiene puestas sus miras en la sur del Annapurna. Steck la conoce bien, pues la temporada pasada hizo un intento en solitario; una escalada que casi terminó en tragedia, al precipitarse 300 metros hasta la base de la montaña tras una caída de piedras. Aunque parezca mentira, sobrevivió.

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