PNV y EB quieren blindarse contra la Ley de Partidos, pero sin atajar la raíz del problema
Las Juntas Generales de Araba dieron ayer un nuevo paso en la aplicación por parte de las administraciones vascas de la Ley de Partidos al disolver el grupo juntero de EAE-ANV. Por otro lado, el Parlamento de Gasteiz no llegó a darlo porque no consiguió apoyo suficiente para «blindar» a los miembros de la Mesa frente a los efectos de esa ley.
En ambos casos hay que destacar la postura de PNV y EB, que a diferencia por ejemplo de EA, asumieron con total naturalidad las consecuencias de una ley que dicen no apoyar, pero que aplican con rigor y en su interpretación más extrema. Por ejemplo, al asumir las medidas preventivas como si de sentencias se tratasen. Por eso resulta hiriente oir hablar de «garzonadas» a los mismos que luego implementan sus autos.
El «déficit democrático» al que se suelen referir esas fuerzas políticas -expresión utilizada para dulcificar actuaciones que no tienen otra relación con la democracia que su más absoluta negación- es en sí mismo excepcional y no admite blindaje, ni vacuna, ni medida profiláctica alguna. No por lo menos en términos democráticos. Sólo se puede acatar o desobedecer. Y no lo dice EAE-ANV. Lo dicen los poderes del Estado.